El desprendimiento de una llanta en plena vía pública encendió las alarmas sobre el estado del transporte público en Ibagué. El hecho ocurrió en la calle 69 con dirección al sector de Plazas del Bosque, cuando una buseta que cubría su ruta habitual sufrió la avería, generando pánico entre los pasajeros y transeúntes. Por fortuna, no se reportaron personas lesionadas.

Este caso puso nuevamente sobre la mesa las constantes quejas de los usuarios sobre el deterioro del parque automotor. "Uno paga el pasaje y le toca subirse a vehículos viejos, incómodos y, en muchos casos, sucios", aseguró un ciudadano, quien también denunció que en ocasiones las busetas presentan olores insoportables.

Los pasajeros afirman que, aunque desde hace años se promete la renovación del sistema, lo cierto es que gran parte de los vehículos siguen circulando en condiciones que dejan mucho que desear. Para muchos, lo que ocurrió con la llanta es apenas una muestra del riesgo que enfrentan a diario.

El mal estado mecánico no es el único problema. El calor, el hacinamiento y la falta de limpieza agravan la experiencia del transporte diario, sobre todo para quienes no tienen otra opción. Mientras tanto, los incrementos en la tarifa sí se aplican puntualmente, sin que vayan acompañados de mejoras visibles.

La ciudadanía exige a la Alcaldía y a los entes de control tomar acciones concretas. Renovar el sistema de transporte no es solo una promesa de campaña: es una urgencia. Los ibaguereños merecen buses seguros, dignos y limpios. No es un lujo, es un derecho.