Es importante aclarar que dar pecho no siempre es fácil, sobre todo en las primeras semanas y hasta que la producción está consolidada. La causa principal del abandono a la lactancia materna está en la inseguridad de las madres, y en la falta de apoyo familiar y social. El amamantamiento es un arte innato de los seres humanos.

La leche materna es el alimento ideal para el recién nacido, y se debe dar al niño de manera exclusiva durante los primeros 6 meses de vida. El mejor estímulo para la producción de leche es la vigorosa e interesada succión del bebé. La leche materna debe proporcionarse al niño desde el momento mismo del nacimiento y debe proporcionarse a libre demanda cuando el bebé manifieste hambre, aproximadamente cada hora y media a tres horas, recordando que el llanto o el chupeteo no siempre es señal de hambre.

El primer día en casa, al final de la 1º semana, y al final del primer mes, la mamá puede experimentar una disminución temporal en la producción de leche. La succión del bebé y un poco de descanso e hidratación lograrán superarlo.

Antes de dar el pecho debe lavarse las manos y tener a mano aquello que se vaya a necesitar como agua, cojines, toalla, etc.

El éxito y posterior satisfacción de lograr una adecuada lactancia materna dependerá en gran medida de que la posición al colocar el bebé sea la correcta: evitará que duela el pezón durante la succión y que salgan grietas. Ante todo, la madre debe estar cómoda y tener al bebé lo más cerca posible; la posición del bebé y la madre debe seguir la regla: “ombligo con ombligo” o “barriga con barriga”. Independientemente de la postura adoptada, debe ser el bebé quien se acerque al pecho y no el pecho al bebé. Para conseguirlo, se le estimula rozando con el pezón su labio inferior, así abrirá la boca “de par en par”, sus labios deben abarcar no sólo el pezón sino también buena parte de la areola. Si hiciera ruido al succionar significa que no tiene la postura correcta. El niño debe mantener una posición semisentado durante el amamantamiento, no acostado.

Cada recién nacido tiene su propio ritmo de alimentación y cada madre tiene su propio ritmo de salida de leche: la madre y su bebé se regulan entre sí; aalgunos bebes maman durante 20 minutos y reciben la misma cantidad de leche de quienes maman 5 minutos. En estos primeros 30 días de vida el bebé no tiene horarios de alimentación, si se le ofrece el pecho y lo acepta es porque lo necesita. No es cierto que el recién nacido deba esperar 3 horas entre toma y toma. 

Deben ofrecer siempre los dos pechos, empezando por el último que se haya ofrecido; si rechaza el segundo será porque ya ha tomado suficiente del primero. Si ya ha comido bastante lo hará saber; sí en el pecho hay todavía mucha leche en la próxima toma se empieza por ese mismo y se vaciará la leche acumulada. Si molesta la leche que queda se puede exprimir un poco y aplicar frío. 

Si con la succión traga aire, es aconsejable facilitar el eructo, para lo cual basta con mantener al niño o la niña apoyado sobre el hombro de la madre o del padre o pareja. No es necesario dar golpecitos, con un suave masaje en la espalda es suficiente. Tampoco es necesario estar mucho rato, si no eructa en 2 minutos se recomendará acostarle.

No hay ninguna razón médica para suprimir las tomas de la noche. Son importantes durante los primeros días y semanas para el establecimiento de una adecuada lactancia ya que previenen problemas como la mastitis, producen picos más elevados de las hormonas que ponen en marcha la lactancia, ayudan a mantener la producción de leche y hacen posible un contacto íntimo madre-hijo/a en unas condiciones que a menudo no se tienen durante el día.

La alimentación de la mamá puede ser variada y completa durante la lactancia. Elementos nocivos que atraviesan la leche materna son el alcohol en exceso, drogas y ciertos fármacos.

Las grietas del pezón pueden ser tratadas:

- Disminuyendo la duración de las mamadas y alimentando con más frecuencia
- Secando los pezones con aire
- Utilizando alguna crema local
- Nota, no utilizar cremas perfumadas, ni lociones. Idealmente limpiar el pezón con agua.

Dios hizo perfecta su creación y la relación madre e hijo. Todas las mujeres, exceptuando muy contados casos, tienen la capacidad de dar una adecuada lactancia a sus hijos. El mejor regalo que una madre puede dar a su hijo es la lactancia materna. La leche materna además de alimentar e hidratar al recién nacido, también lo protege de enfermedades, contiene inmunoglobulinas que lo protegen de neumonías, diarreas, infecciones de oídos, y asma, entre otras enfermedades. La lactancia materna inmediatamente después del nacimiento fortalece el sistema inmunitario del recién nacido que aún no está completamente desarrollado y los hace altamente vulnerables. La leche materna ofrece protección inmediata, así como estimulación del sistema inmunológico. Es por ello que se le ha llamado a la lactancia materna como “la primera vacuna”. 

La lactancia materna en la primera hora de vida reduce en casi 20% el riesgo de morir en el primer mes de vida. Durante el primer mes de vida, los bebés que no son amamantados tienen seis veces más probabilidades de morir en comparación con aquellos que sí lo son; entre los 9 y 11 meses aquellos que no son amamantados tienen 30% más de probabilidades de fallecer.

La lactancia materna ayuda a prevenir la obesidad de los niños, hace que los bebes sean más inteligentes, proteja a las madres contra el cáncer de mama y ovario.