Sí existe una crisis de gabinete que ha obligado a recontar, revaluar y recomponer las fichas del tablero, pero sin patearlo.

Determinación administrativa algo intempestiva, que pudiera indicar se cambiarían las reglas de juego, imponiendo a partir de ahora, la sensatez de la acreditada alcaldesa antes que la de sus invitados o aliados. Golpe al tablero para reorganizar las cosas, más no para mutilarlas o recortarlas, pues toda esa alianza que se organizó para ganar las elecciones a la Alcaldía de Ibagué sigue intacta, aunque algunos aliados, partidarios, copartidarios o simpatizantes, han entendido ya el lugar que les corresponde en la fila.

Y no es una crisis menor por varias razones, entre otras porque las primeras de cambio siempre dejan entrever de lo que se está hecho y a lo que se está dispuesto. Tenía que llegar esa dificultad burocrática y hasta se estaba demorando un poco, pues el primer fusible que se quemó por cuenta propia y porque no aguantaba el voltaje impuesto al interior de la nueva administración fue la del propio funcionario encargado de la cosa política, el secretario general, que no alteró para nada el rumbo y no tenia además porqué hacerlo, se mantuvo entonces la tranquilidad y la credibilidad del cambio administrativo.  Ahora sí y después de haber presentado su Plan de Desarrollo-PDM a la plenaria del Concejo Municipal, la mandataria toma decisiones de fondo que tocan básicamente la esencia de su propuesta, La movilidad y la empleabilidad.

La empleabilidad, donde su estrategia podría estar soportada en el INFI como el mejor de los instrumentos para dinamizar sectores económicos entre otros el sector de la economía popular, de donde efectivamente viven la mitad de los ibaguereños y requieren la ayuda urgente de un gobierno incluyente, y un INFI como instrumento multiplicador y estructurador de alianzas especialmente con el sector privado, donde los recursos son casi ilimitados y afanosos por  encontrar ciudades emergentes como la nuestra, que tengan por resolver muchas de sus necesidades y ofertas públicas, en beneficio siempre de una esperanzadora dinámica económica que mejore las condiciones y calidades de vida de todos los capitalinos.  

Y una movilidad reducida y afectada básicamente por una mala organización administrativa y operativa, que confunde y hace de la ciudad un sitio improductivo e ineficiente donde todo parece demorado y desordenado.

Aranda, hoy alcaldesa de Ibagué, es descubierta y empoderada por el exalcalde Hurtado y eso no lo desconoce nadie en la ciudad, como tampoco, que fue el propio expresidente Uribe quien catapultó sus aspiraciones políticas llevándola con su partido Centro Democrático, a ser quien es.  Ello, para decir que Aranda tiene tan claro quien es quien, como afirmar que primero está el sábado que el domingo, y que por encima de cualquier consideración política y administrativa, en su orden se sitúa primero, Andrés que Carlos, que José, Jaime, Juan o Alvaro.    

Ibagué en términos generales va bien, y aunque muchas veces los ciudadanos nos desesperamos por los malos servicios públicos, la inseguridad urbana y la falta de oportunidades, y así los mandatarios hayan sido blanco de nuestras criticas especialmente por la obcecación que los acompaña. Vamos bien y estamos mejorando según las estadísticas, los indicadores y la misma percepción.

Ojalá escuchen y mas que escuchar entiendan que ese ¨Ibagué para todos¨ más que un cliché, es necesario que se convierta en un sentimiento colectivo, y para ello, toca creérnoslo, compartirlo y hacerlo creíble, obrando con transparencia y efectuando todo con el mayor de los compromisos; cosa que si nos equivocamos que sea haciendo el bien y todo lo humanamente posible por esta hermosa tierra y su gente.