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“El alcalde de Armero murió llamando al gobernador diciéndole que el agua le estaba llegando a la cintura y le colgó”: sobreviviente de Armero 

Fernando Lozano, un armerita que vivió la avalancha que acabó con su pueblo, recordó y reveló algunos detalles de la fatídica noche del 13 de noviembre de 1985. 
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Colprensa
13 Nov 2020 - 12:21 COT por Ecos del Combeima

La Tragedia de Armero marcó la vida de muchos tolimenses y colombianos, ya que fue el desastre natural que más cobró vidas en el país durante el siglo XX, donde se dice que entre 23.000 y 25.000 personas murieron tras la erupción del Volcán Nevado del Ruiz. 

Fernando Rafael Lozano, sobreviviente a la Tragedia de Armero, en diálogo con Econoticias, reveló desde su perspectiva aquella noche que acabaría con el municipio. 

“Tenía 15 años de edad, ese día transcurrió todo en forma normal en horas de las noche llegamos sobre las 6:00 p.m. de estudiar y en la emisora regional decían que no pasaba nada, estaba cayendo ceniza y que nos colocáramos un trapo en la boca y fuéramos tranquilos a dormir”. 

También, recordó cuando empezaba a agudizarse la situación, donde él logró sobrevivir gracias a que se ubicó en el cerro más alto que hay sobre la vía. 

“Luego sobre las 10:00 p.m. una vecina nos llamó y estaba lloviendo literalmente arena, era lo que caía; yo vivía en el 20 de julio y nos sentamos para los armeritas que conocemos en el Cerro de la Cruz, el más alto que queda sobre la vía Cambao”. 

Sin embargo, pese a las más de tres décadas del desastre natural, afirmó que “son 35 años y se le parte a uno el corazón volver a recordar esto, los que vivimos la tragedia en carne propia nunca vamos a olvidar esto, yo pienso que esto se olvida hasta el dio que uno se muere”. 

Asimismo, tras la Tragedia contó que fueron varios días allí en la Cruz, como se conoce para los armeritas y donde posteriormente con lo que tenía puesto que era lo único que tenían se desplazaron a la capital de la República. 

“Estuvimos en la Cruz tres días, después bajamos nos tocó hacer una fila, la Cruz Roja nos entregaba panela, pan y agua y nos tocó salir caminando con unos amigos, la Familia Murcia hacia Amero Guayabal allí a mi papá le tocó pagar un bus de Guayabal a Bogotá”. 

Sin embargo, son muchas las versiones que indican que dicha catástrofe se podría haber evitado. “Lo que sucedió se pudo haber prevenido de muchas formas, no estaríamos contando esta historia tan grande y triste para cada uno de los armeritas si se hubieran tomado algunas precauciones”. 

A su vez, lamentó que gracias a esto en el país se comenzó a aprender en torno a Gestión del Riesgo, eso sí, con muchas vidas de por medio que puso el Campo Santo. 

“Se hizo una enseñanza muy grande con demasiadas personas muertas puso Armero para que Colombia, se puede decir aprendiéramos con las cosas naturales”. 

Sobre esto, Augusto Osorio, párroco del municipio de la época, ha sido señalado por ser uno de los presuntos culpables ya que pudo haber ayudado a evitar la Tragedia. 

“Cuentan las personas que lo vieron, que él tomó su carro y salió para Ibagué y nos dejó allá a nosotros, pero tampoco es culpa del padre, como han querido ver en 35 años que es culpa de él, solamente se limitó a decir lo que dijo la Prensa y Gobierno Nacional, no pecó por querer sino por confiarse de lo que se decía”. 

Aunque días previos a la erupción, se habían conocido algunas recomendaciones de expertos quienes previeron lo que sucedió, donde solo fuera pérdidas materiales y no humanas.  

“Los vulcanólogos franceses habían dicho al presidente Betancourt decían se iba a haber un deshielo y que la roca que estaba haciendo una represa sobre el Río Lagunilla podía acabar con todo el pueblo y que tenía que sacar a toda la gente de Armero desplazarla a algunas regiones para que si eso llegará a pasar hubiera daños materiales y no vidas”. 

Otra de las versiones que ronda en torno a la Tragedia, es que “se dice que la respuesta del presidente era que no tenía donde meter tanta gente, entonces no se movió un dedo para mover a ninguna persona de Armero y por eso de los 35.000 habitantes quedaron 25.000 en el Campo Santo”. 

Además, entre las confesiones que quedan de la Tragedia, es la del alcalde del municipio, Ramón Rodríguez, una víctima más de la avalancha llamó al entonces gobernador del Tolima, Eduardo Álzate García. 

“El alcalde de Armero murió llamando al gobernador diciéndole que el agua le estaba llegando a la cintura y dicen que el gobernador lo que hizo fue colgarle el teléfono”. 

Por último, sobre lo que le dejó la Tragedia de Armero con voz entrecortada, detalló que “las personas con las que uno se crio, convivió porque era un entorno donde todos nos conocíamos, éramos una familia muy completa. Yo tenía quince amigos de los cuales solo viven tres, fuera de perder lo material porque uno lo recupera, fuera de pasar por una tragedia tan grande de los quince años, es muy duro”.