Giovanny Molina hace un llamado a la seguridad y la paz ante el crecimiento de la violencia en los últimos años
Para Molina Correcha las cifras son alarmantes pues en los años “2000-2008, Tolima se vio marcado por secuestros, homicidios, desplazamientos forzados y la violencia de grupos armados ilegales como las FARC, ELN y paramilitares, que sumaron miles de víctimas. Sin embargo, desde 2008, el trabajo conjunto entre autoridades, la fuerza pública y la voluntad política de gobernantes como Óscar Barreto, permitió reducir significativamente la violencia en la región”, subrayó en el escrito.
Explica que, en los últimos dos años, los ataques a la fuerza pública, el reclutamiento de menores y el incremento de la extorsión se han disparado. En 2023 y 2024, el Tolima ha visto 613 nuevas víctimas de desplazamiento forzado, 21 casos de reclutamiento de menores, y un aumento alarmante de extorsiones que afecta a todos los sectores de la sociedad, desde vendedores ambulantes hasta grandes empresarios. Las cifras demuestran que los avances en seguridad están siendo amenazados por grupos criminales que resurgen en el territorio con la tolerancia implícita de políticas que buscan la paz a cualquier costo.
Asimismo, enfatiza en su columna que la violencia nunca debe ser una opción y reconoce el esfuerzo de la actual gobernadora Adriana Magali Matiz, quien está impulsando iniciativas para retomar el control de la seguridad en la región y frenar el avance de los actores violentos. Sin embargo, también plantea la necesidad urgente de fortalecer las políticas públicas, utilizar las tecnologías de la cuarta revolución industrial para predecir y prevenir delitos, y consolidar una estrategia integral que contemple la educación, la justicia social y el desarrollo económico.
El mensaje es claro: no se puede permitir que los sacrificios de los tolimenses en los últimos años sean destruidos por la violencia. La sociedad debe unirse para proteger los logros alcanzados, fortalecer la presencia del Estado en todos los rincones del Tolima y asegurar que la paz sea alcanzada sin concesiones a la impunidad.
Finalmente, el integrante de la duma departamental cierra su reflexión con un llamado a no olvidar: “La añoranza es el vivo recuerdo de lo que se pudo lograr, y de que siempre podemos hacerlo mejor”.