"Perdí mi casa por artimañas legales": La historia de la mujer que se salvó del incendio en la 19, pero fue vencida en los estrados
"Perdí mi casa por artimañas legales": La historia de la mujer que se salvó del incendio en la 19, pero fue vencida en los estrados
Gladis Arabella Tunjano Duque es recordada por ser la propietaria del único local comercial que sobrevivió al voraz incendio ocurrido el 16 de agosto de 2024 en la carrera quinta con calle 19, en pleno centro de Ibagué. Su taller, bautizado por la alcaldesa Johana Aranda como "la esquina del milagro", se convirtió en símbolo de esperanza para los comerciantes de la zona. Sin embargo, mientras su historia era celebrada públicamente, otra tragedia se cocinaba en silencio: asegura que perdió una casa en el barrio Eduardo Santos por supuestas "artimañas legales".
En entrevista con Econoticias, la señora Gladis relató entre lágrimas que la casa, que había comprado junto a su madre (ya fallecida), terminó en manos de otra mujer tras un negocio frustrado que, según ella, nunca se concretó legalmente. “Firmamos una carta de venta el 15 de diciembre del 2020, pero ninguna de las dos tenía al día el impuesto predial, por lo que no se terminó el negocio. Ella me puso una orden de alejamiento y, sin pruebas, un juez falló a su favor”, afirmó.
La historia se remonta a finales de 2020, cuando Gladis intentaba vender la vivienda ubicada en el Eduardo Santos, pero antes de eso, asegura que pasó por momentos difíciles debido a que el inmueble fue arrendado a personas que presuntamente comercializaban estupefacientes. “El inquilino que tenía se metió en problemas, se lo llevaron preso y dejó a una mujer allí. Luego supe por noticias que vendían droga en mi casa. Fui con la Policía, pero los sacaban un día y volvían al otro”, denunció.
Aunque intentó recuperar el control de la vivienda, asegura que cuando logró desalojar a los ocupantes y comenzó a hacerle arreglos, apareció una compradora interesada. “Me ofreció 19 millones y firmamos una carta venta, pero no se hizo el traspaso formal. Ella empezó a decir que la casa la iban a demoler, a ponerme condiciones, hasta que finalmente me dijo que no quería el negocio”, explicó.
Gladis afirma que pese a tener las escrituras originales a nombre de su madre y de ella, descubrió demasiado tarde que nunca fueron registradas ante la Oficina de Instrumentos Públicos. “Yo era ignorante en eso, pensaba que tener escrituras era suficiente, pero cuando fui a registrar todo, ya la señora había iniciado acciones legales y consiguió una abogada muy hábil”, contó.
Según su relato, en medio del proceso también sufrió presuntas irregularidades por parte de algunos funcionarios y abogados. “Uno me pidió $3 millones para conciliar, otro me dejó botada sin avanzar en el proceso. Al final, el juez falló en mi contra y hasta me pusieron a pagarle un salario a la abogada de ella. ¿Cómo es posible eso?”, cuestionó con frustración.
Ahora, la mujer no solo perdió la propiedad, sino que tampoco puede acercarse a la vivienda debido a la orden de alejamiento. Mientras tanto, la otra parte ya estaría construyendo en el terreno, según su testimonio, “sin permisos y sin que nadie revise nada”.
“No tengo casa, no tengo plata, no tengo abogado. Me siento anulada, enferma, ya no sé a quién acudir. Me dicen que como fue por mínima cuantía, no puedo apelar. Pero para mí no es mínima, fueron años de esfuerzo, trabajando en cocinas, dejando a mis hijas pequeñas, para comprar esa casa”, concluyó.
Gladis hace un llamado a las autoridades para que revisen su caso. Asegura tener pruebas, testigos y documentos que podrían demostrar que ella y su madre fueron las verdaderas propietarias del predio. "No quiero que me regalen nada, solo que me devuelvan lo que era mío", dice con la voz entrecortada.
