La FAO evidencio que Colombia es un país en riesgo de inseguridad alimentaria, esto según el documento difundido por esta organización en el año 2022 junto al Programa Mundial de Alimentos (PMA), "7,3 millones los colombianos sufren inseguridad alimentaria y necesitarían asistencia", lo que pone al país en riesgo de inseguridad alimentaria junto a Sudán del Sur, Etiopía, Somalia, Madagascar, Yemen y otros 17 países. Varios grupos poblaciones en Colombia presentan problemas relacionados con la inseguridad alimentaria, poblaciones ubicadas en zonas rurales y periferias urbanas, en las que el consumo y la disponibilidad de alimentos se afectan por el comportamiento de la producción de la canasta básica y otros factores ligados a ineficiencia logísticas en las cadenas de suministro.

Colombia ha venido importando alimentos de manera gradual y creciente ante la imposibilidad de atender la demanda alimentaria. Pareciera imposible creer que un país eminentemente agrícola tenga que traer alimentos para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria.

Para el año 2023 Colombia importo 14,22 millones de toneladas de productos agropecuarios y agroindustriales a razón de U$ 9.598 millones de dólares. Los principales productos agroalimentarios importados por Colombia son: maíz, torta se soya, trigo, carne de porcinos, aceite se soya, soya, café, leche y sus derivados, alcohol etílico, preparaciones para la alimentación de animales, preparaciones y conservas de pescado y otras importaciones.

El principal producto importado a Colombia es el maíz, sumando 6,3 millones de toneladas para 2023. Muchos se preguntarán por que Colombia que es un país cafetero importa café, pues bien, para el año 2023 se importaron 90.697 toneladas de café a razón de U$260 millones dólares, muchos de estos cafés o pasillas de baja calidad provenientes de Brasil y Vietnam es lo que tomamos los colombianos, la mayoría del café producido en Colombia (95%) va para el mercado de exportación gracias a la alta calidad y reconocimiento internacional.

Varios agravantes de la situación del campo y la inseguridad alimentaria sobreviniente en Colombia radican en los procesos de envejecimiento, empobrecimiento y subdesarrollo tecnológico del campo. Los jóvenes rurales no encuentran un proyecto de vida diferente al que hoy ven reflejado en sus padres y antepasados que están pobres y sin seguridad social, lo que ha generado una alta migración hacia centros poblados y ciudades capitales en busca de mejores condiciones de vida. Hoy el promedio de edad en el campo de Colombia puede estar oscilando alrededor de los 57 años.

El campo se está quedando sin mano de obra. Según un estudio de la universidad de Los Andes, de los 12 millones de jóvenes que reporta el DANE en Colombia, aproximadamente 2,8 millones viven en el campo, de estos el 60% esta abandonando las fincas. La deserción de los jóvenes del campo será el principal problema del país para los años venideros aumentando el desempleo en las ciudades. Según el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior SNIES, de cada 100 jóvenes rurales que terminan el ciclo educativo, solo 26 ingresan a los programas de formación en educación terciaria (técnica, tecnológica o superior), es decir que 74 jóvenes toman otros caminos, quizá uno de esos caminos esta la nueva delincuencia organizada que hoy engruesa las filas de las disidencias del país. (Hilando delgadito, piensa mal y acertaras).

Para colmo de males la reforma laboral dejo al campo colombiano sin piso de protección social, lo que impide la formalización laboral, el 56% de los campesinos dueños de finca trabajan por cuenta propia. La nueva reforma laboral agrava la situación y terminará de acabar con el campo, aumentando con esto el riesgo de inseguridad alimentaria; esta reforma impide que los jóvenes encuentren un camino, no se garantiza un contrato agropecuario digno quedando por fuera de un piso de protección y seguridad social, no existe un régimen especial para que los jóvenes puedan visualizar un proyecto de vida. Los jóvenes rurales que brindan SEGURIDAD ALIEMENTARIA a todo un país están lejos de tener un proyecto de vida en Colombia.

Es imposible leer y entender los problemas del campo desde los fríos escritorios capitalinos en Bogotá. Una cosa es la realidad vista desde los fríos escritorios del ministerio de agricultura y del Honorable Congreso de la República a la hora de votar este tipo de reformas, otra cosa es la realidad de un país rural disperso en el que el campo cada día se hace más viejo.

Adecuar tierras fértiles y de calidad, así como ofertar formación pertinente complementada con paquetes tecnológicos y herramientas gerenciales para la gestión administrativa y comercial, permitirá dar un paso gigantesco en materia de desarrollo económico pertinente y equidad para la juventud rural. La seguridad y autosuficiencia alimentaria es la principal tendencia socioeconómica para desarrollar sosteniblemente las economías emergentes. El potencial para la producción agroalimentaria es inmenso.