Lo bueno y lo malo que dejó el Festival Folclórico Colombiano en Ibagué
La versión 50 del Festival Folclórico Colombiano marcó puntos altos para la Alcaldía de Ibagué y la Gobernación del Tolima, y salvo algunos 'lunares' que deberán ser corregidos para la próxima vigencia, el balance -en términos generales- es positivo.
Lo bueno
La puntualidad que se había perdido desde hace mucho tiempo, fue recuperada mediante una política institucional en la que coincidieron Johana Aranda y Adriana Magali Matiz, y mediante operativos articulados con la Fuerza Pública, hubo garantía de orden en todos los eventos.
El cierre de la carrera 5a en ambos sentidos fue otro de los aciertos de las autoridades gubernamentales, permitiendo una robusta reactivación económica del principal corredor vial que tiene la ciudad, y salvaguardando la integridad de los asistentes a los desfiles.
Plataforma internacional
Las delegaciones foráneas visibilizaron internacionalmente las fiestas de Ibagué; más de 87 mil tamales fueron vendidos en una jornada que tuvo una gruesa participación de turistas, y cada visitante -en promedio- consumió cerca de $150 mil diarios.
Sin embargo, como tarea pendiente quedan la recuperación de la Concha Acústica y la vinculación de privados, a través de una corporación, para evitar que toda la carga financiera recaiga sobre el músculo público de la ciudad y el departamento.
Gestión pendiente con privados
A diferencia de lo que sucede en las principales ciudades del país con la realización de las ferias y fiestas más importantes de Colombia, Ibagué le sigue descargando todos los gastos al dinero que podría ser invertido en la ejecución de otros proyectos.
Por otra parte, con todo y las comodidades que pueda ofrecer el Coliseo Mayor, el 50° Festival Folclórico se mantuvo ajeno a la Concha Acústica que ha sido, por tradición, el epicentro de la cultura en la capital del Tolima.