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Tras dos décadas desaparecido por la guerra, madre indígena del sur del Tolima logra despedir a su hijo

Después de más de 20 años de búsqueda, la familia de Jorge Onofre Yara Capera pudo despedirse de él en su propio territorio y de acuerdo con sus creencias.
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22 Dic 2025 - 6:41 COT por Ecos del Combeima

En Coyaima, en el Tolima, la despedida de Jorge Onofre Yara Capera se hizo según las creencias de su familia y su comunidad. Cantos, chicha y rezos ancestrales acompañaron el regreso de un agricultor de origen indígena, desaparecido a sus 33 años en el contexto del conflicto armado.

Su madre emprendió la búsqueda hace más de una década, tras escuchar en 2009 rumores del posible fallecimiento de su hijo en el municipio de Suaza, en el Huila. No obstante, en el fondo de su corazón, mantenía la ilusión de volver a verlo con vida.

El retorno de Jorge a la vereda Chenche Agua Fría, de Coyaima, ocurrió diez meses después de que la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBDP) recuperara su cuerpo en el cementerio de San Miguel, en zona rural de Planadas. La localización fue posible gracias al aporte de información suministrada por firmantes de paz pertenecientes a la Corporación Humanitaria Reencuentros con apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja.

«Jorge desapareció en 2003 por circunstancias asociadas al conflicto armado y su cuerpo fue recuperado a finales del 2024 por nuestro equipo forense en la vereda San Miguel de Planadas. Su madre lo buscó durante años y en ese camino enfrentó la falta de respuestas institucionales, las complejidades del territorio, las inhumaciones irregulares y el señalamiento. A pesar de estos obstáculos y de su propio dolor, su persistencia y lucha le permitieron esclarecer lo ocurrido y despedir a su hijo bajo sus creencias», destacó Leonardo Morales Agudelo, investigador de la Unidad de Búsqueda en el Tolima.

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En el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses se realizaron los análisis y el cotejo genético que permitió comprobar su identidad. Una vez se conocieron los resultados, la Unidad de Búsqueda informó a la familia y acompañó la entrega culturalmente pertinente para cerrar un arduo ciclo de espera.

Al retornar el cuerpo de Jorge a su pueblo, su familia, amistades y vecinos participaron de su despedida íntima en la que se entrelazaron de manera natural las creencias religiosas católicas con la cultura ancestral Pijao. El ritual, acompañado del equipo de trabajo de la Unidad de Búsqueda y junto con el Instituto Nacional de Medicina Legal, permitió explicar de manera respetuosa todo el trabajo adelantado por ambas de instituciones frente a la investigación humanitaria y extrajudicial, la recuperación del cuerpo y la posterior identificación de este.

Una vez la familia recibió a Jorge, se destinaron dos días para decirle adiós a este hombre oriundo de Natagaima, población vecina de Coyaima. Sus estructuras óseas llegaron a la casa materna en la vereda Chenche Agua Fría. Allí, con la compañía y apoyo de un rezandero, se hicieron diferentes oraciones y cantos para que Jorge encontrara paz. Igualmente, en los actos fúnebres se compartieron reflexiones en una forma de sostén para la familia, en un intento por aliviar el dolor acumulado tras años de espera.

Otra de las prácticas que se hicieron fue compartir entre los asistentes un vaso de chicha dulce, una bebida a base de maíz de tradición entre las comunidades indígenas del sur del Tolima para acompañar actividades rutinarias, así como momentos de alegrías y tristezas.

El equipo de la Corporación Reencuentros en Tolima expresó que «nos sentimos alegres de poder contribuir en el proceso de búsqueda de aquellas personas desaparecidas a causa del conflicto. Ha sido una forma de aportar a la construcción de paz en el país y en las familias que buscan a sus seres queridos».

Uno de sus integrantes reflexionó sobre el impacto personal de esta tarea: «Siento responsabilidad, compromiso y dolor al enfrentar las huellas que dejó la guerra, pero también esperanza al poder aportar a la verdad, la memoria y la reparación de las víctimas».

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Tejiendo un duelo

El trabajo de la Unidad de Búsqueda no termina con la entrega digna de los desaparecidos. La entidad siempre busca alternativas sanadoras que ayuden a las familias a aliviar su sufrimiento, exteriorizar sus sentimientos y encontrar la paz que les fue arrebatada por el conflicto armado.

Por ello, en esta ocasión se les entregó a varios de los seres queridos elementos como tela, agujas e hilos de colores para que plasmarán, a su manera, todas aquellas palabras que no lograron expresar oportunamente. La tarea del tejido se hizo en una noche y una mañana, el resultado fue una ‘frazada de amor’ que acompañó a Jorge hasta su última morada.

Otros miembros prefirieron escribir mensajes que fueron guardados en pequeñas botellitas, las cuales se depositaron junto al cuerpo de su ser querido.

En este complejo proceso también se vinculó a niños y niñas de la familia, por lo que se les pidió que dibujaran en una cartelera en homenaje a esa persona que salió de casa y por causas ajenas no tuvo la oportunidad de regresar.

Luego de expresar gratos recuerdos, alegrías y tristezas que dejaron 20 años de ausencia, contaron con la presencia de un sacerdote católico, quien a petición de la familia, adelantó la misa exequial en el hogar en el que Jorge compartió con su madre y hermanos.

Durante el 2025, se efectuaron seis entregas dignas en el Tolima. Seis familias que lograron conocer qué ocurrió con sus seres queridos y comenzar a reconstruir su historia desde la verdad, la memoria y el acompañamiento.