“Omayra debió ser la primera santa colombiana”: Germán Santamaría
El escritor y periodista libanense, Germán Santamaría Barragán, reconocido a nivel mundial por haber estado al lado de Omayra en sus últimas horas, la niña que se convirtió en el rostro de la tragedia de armero y quien la inmortalizó en su crónica “La niña que Agoniza en el Fango” habló en exclusiva con Econoticias y reconstruyó aquellos faticos momentos que paso a su lado.
“Nadie creería que han pasado 30 años, el impacto y el recuerdo de esa tragedia sigue vivo en la memoria de los colombianos y por supuesto en la mía. Omayra Sánchez es un personaje que se volvió universal, en Europa cuando hablan de tragedias del mundo siempre sale su foto en la televisión y en la prensa, fue portada del Nueva York magazine y fue catalogada como uno de los 50 personajes más importantes del siglo 20 en la revista Paris Match, fue una niña de 13 años de Armero, morenita y pequeña que tuvo la desgracia de quedar aprisionada bajo una de una plancha de su casa y sobrevivió casi tres días”, relató Santamaría.
Con voz acongojada el periodista recuerda que la tragedia ocurrió pasadas las 11 de la noche del día miércoles y que Omayra fue hallada por la prensa el viernes casi a las 5 de tarde, muriendo horas después el día sábado en la mañana, “su sacrificio fue muy grande porque ningún colombiano a agonizado con tanto martirio, dolor y sacrificio pero a la vez con tanto valor, fuerza y dignidad ante la muerte, ella es la cara humana de los 25 mil muertos de Armero”, indicó al respecto.
La crónica escrita por Germán Santamaría fue reproducida por más de 2000 periódicos en el mundo y será publicada en conmemoración nuevamente por El Tiempo en su edición de mañana, en este sentido el periodista indicó que “a la gente joven hay que trasmitirle que Omayra es un mensaje de vida porque ella luchó hasta el final por vivir, hablaba de su colegio, de su mamá porque ella tenía la esperanza de vivir”. (vea tambíen "Una desbandada apocalíptica" por Arnulfo Sánchez)
El escritor además añadió que a bajo su perspectiva la primera santa colombiana no debió ser la hermana Laura sino Omayra Sánchez y explicó que “en los billetes debería estar la foto de ella para que todos los colombiano tengan la oportunidad de empuñar su mensaje de vida, de esperanza y sacrificio, es un testimonio histórico por lo cual debe ser elevada a condición de santa, una jovencita tan inocente, tan valiente y con tanta dignidad ha escrito un mensaje de gran dolor pero también de gran esperanza”.
Respecto al papel que jugó en las últimas horas de vida de Omayra y su desesperación por salvarla, Germán Santamaría fue enfático al asegurar que “para mí fue una gran oportunidad periodística pero también una tragedia que me causó un dolor muy grande, aún hoy no gusto de ver sus fotos o escuchar su voz, fui testigo de algo tan duro que desde ese día me sentí más viejo pero más humilde, aún hoy que soy embajador cada vez que me siento vanidoso por algo me acuerdo de ella y los humos se me bajan a los pies, porque recuerdo la fragilidad de la vida”.
El periodista recordó que lo que más le impactó de Omayra fue su comportamiento normal bajo las circunstancias tan adversas, cuando la vio por primera vez ella llevaba casi dos días atrapada y les habló de sus padres y de las tareas que tenía para el colegio, “cuando hable con los socorristas y la policía ellos me dijeron que prácticamente estaba sentenciada a muerte porque había que romper la plancha para poderla sacar, ahora puede parecer fácil pero en ese momento era imposible, fuimos a Bogotá en un avión ambulancia para conseguir una motobomba de potencia para sacar el agua, en ese entonces Juan Manuel Santos era el subdirector de El Tiempo y se tomó la tarea de ir en medio de la noche a Paloquemado y hacer abrir un almacén para obtener la herramienta, a las 5 y 30 de la mañana salimos de nuevo en helicóptero para Armero pero había mal tiempo y llegamos como a las 6 y 30 am”.
Germán Santamaría narró que “a esa hora se inició el proceso con la motobomba para sacar el agua pero ya Omaira llevaba 3 días y 3 noches atrapada sin dormir y aunque el aparato intentó sacar el agua era como intentar sacar el agua del mar y no podían llegar a la plancha que la tenía aprisionada. A las 8 de la mañana Omayra empezó a ponerse muy mal y como a las nueve los médicos me dijeron que para poder sacarla tenían que cortarle las piernas, lo cual igual era una sentencia de muerte porque no había un cirujano y el equipo médico para salvarla, tampoco podía decidir pues yo era solo un periodista y me retire unos 50 metros porque no quería verla morir, hacia las 9 y 30 escuche los gritos y el llanto de la gente y me di cuenta que ella había muerto, cuando regrese al lugar los socorristas la soltaron del flotador y ella se hundió en el agua y solo quedó un circulo de burbujas en el lugar que antes ocupaba….”
El periodista evidentemente afectado por el recuerdo explicó que luego de ver desaparecer a Omayra bajo el agua las personas lloraron largamente alrededor de su tumba, él aturdido por el sentimiento de impotencia por no haberla podido salvar camino despacio hasta una colina y se sentó a observar el desolador panorama, “me senté y observe los helicópteros, los heridos, los muertos, me quedé cómo una hora observado la soledad y luego me subí al helicóptero nuestro, desde el cielo observe el lugar donde ella quedó sepultada, fue algo muy triste, cuando llegué en la madrugada en mi casa en Bogotá mi hija estaba dormida y la observe en su cama y era parecida a Omayra , pensaba que mientras ella estaba dormida en su cama esa pequeña niña estaba sumergida en el agua, para los tolimenses Omayra es parte de nuestra identidad por eso su memoria es tan dolorosa”.
Santamaría indicó también que una vez falleció Omayra los socorristas y médicos que estuvieron con ella decidieron no sacarla porque tendrían que mutilar su cuerpo por lo cual prefirieron que se hundiera en el agua.
“Yo volví un año después a su tumba con mis hijas y pusimos una bandera blanca con el nombre de Omayra y durante muchos años la gente siguió la tradición y cambiaban la bandera. El tema de los milagros es muy complejo por lo cual prefiero no opinar, el pueblo tiene su espiritualidad que se debe respetar pero es algo muy delicado y debe ser tratado con mucho respeto”, puntualizó Santamaría.
En cada aniversario de la tragedia la pregunta de si se hubiera podido evitar sale a relucir, en este sentido el escritor y periodista expresó que “nunca me ha gustado referirme al tema pero por respeto a don Arnulfo y al Tolima diré que tres meses antes de la tragedia estuvo en Bogotá el alcalde de Armero, Ramón Rodríguez y nos contó que en la vereda “El Cirpe” a unos 8 kilómetros del municipio se presentó un derrumbe sobre el río Lagunilla y se había creado una represa lo cual era una bomba de tiempo para Armero, no tengo la menor duda que se en realidad se presentó el deshielo, pero esa represa fue la que potenció y multiplicó la avalancha, otros ríos cercanos como el Gualí y el Chinchiná crecieron pero no causaron estragos de esa magnitud. Las piedras como la que quedó encima del cuartel y que es semejante a un edificio de tres pisos fueron productos de ese represamiento, ni el Estado ni la Gobernación tomaron las medidas necesarias tras las peticiones del alcalde, Armero fue una tragedia que se puedo haber prevenido pero en Colombia son los muertos los que nos llevan a reaccionar.