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Tolima, Corazón de Los Andes: el espíritu del ESCA

El ESCA no fue solo una cita académica y diplomática. Fue una declaración de existencia territorial y un manifiesto por la vida.
Imagen
José Monroy
Crédito
Ecos del Combeima
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26 Oct 2025 - 11:12 COT por José Adrián Monroy

Durante cuatro días de esta semana, el Tolima se convirtió en el epicentro suramericano del pensamiento ambiental. Desde Ibagué hasta las frías imponentes montañas de Murillo, el Encuentro Suramericano por la Cordillera de los Andes (ESCA) convocó a delegaciones de siete países para reflexionar sobre una verdad tan evidente como urgente: los Andes no son una frontera, son una herencia común que debemos proteger antes de que se asfixien.

El ESCA no fue solo una cita académica y diplomática. Fue una declaración de existencia territorial y un manifiesto por la vida. En tiempos en que el discurso ambiental suele mezclarse entre cifras, informes y promesas internacionales, el Tolima ofreció una mirada distinta, la de un territorio que siente, que produce agua, que entiende que la vida comienza en la montaña. La Cordillera de los Andes, recordaron los panelistas, es una arteria viva que hace parte de nuestra identidad y sostiene el equilibrio climático del continente.

En el encuentro se discutieron temas esenciales como: la gobernanza del agua, la conservación de los páramos como iniciativa desde las regiones, la diplomacia subnacional y la cooperación científica. Sin embargo, más allá de la agenda, lo trascendental fue el espíritu de corresponsabilidad que empezó a tomar forma. Gobernaciones, universidades, comunidades y expertos bajo un común denominador señalaron que la defensa ambiental no puede seguir siendo un acto simbólico, sino una política concreta y sostenida.

El anuncio de un Fondo Multidonante Subnacional por 1,5 millones de dólares representa un paso significativo, pero que jamás será suficiente; puesto que el verdadero desafío para el Tolima —y de toda la región andina— es convertir el discurso en acción y la intención en algo efectivo. De lo contrario, el ESCA se recordará como un evento protocolario más, si no logramos taransformarlo en una plataforma permanente de cooperación entre los territorios.

Nuestro departamento tiene todo el criterio natural y moral para liderar esta propuesta. De sus páramos nacen 34 ríos que abastecen al 70 % de la población tolimense y su geografía lo convierte en un punto neurálgico de conexión ecológica entre el norte y el sur de Los Andes, algo que visualizó la Gobernadora Adriana Magali Matiz. Por lo que esa posición estratégica exige una planificación de largo aliento: políticas públicas de restauración, incentivos verdes y educación ambiental que se tatúen en el imaginario colectivo.

Quizás el legado más profundo del encuentro no esté en los documentos firmados, sino en el despertar de una conciencia regional. Una que entiende que proteger los Andes no es un gesto ambientalista, sino un acto de supervivencia de nuestra sociedad. 
Desde el Tolima, el corazón verde del centro del país, el llamado resuena hacia todo el continente: si los Andes mueren, muere también nuestra posibilidad de futuro.