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La líder que se opuso a una hidroeléctrica y la mataron

De 116 muertes de ambientalistas reportadas en un año en el mundo, dos terceras partes ocurrieron en América Latina.
4 Mar 2016 - 16:11 COT por Ecos del Combeima

Berta Cáceres había aprendido a convivir con las amenazas, si es que tal cosa es posible. Desde que comenzó su lucha al frente del pueblo lenca para oponerse a la construcción de la represa Agua Zarca en Honduras, sus enemigos prometieron violarla, lincharla, secuestrar a sus hijas, atacar a su madre. La promesa de hacerle daño finalmente se cumplió: ayer fue asesinada.

La construcción de la gran represa estaba prevista en el noroeste del país. En el río Gualcarque. En medio de un territorio sagrado para las comunidades indígenas. El proyecto, aprobado sin consulta previa con los indígenas, fue concesionado a la empresa hondureña Desarrollos Energéticos S.A. (DESA), que contaba con el apoyo de la compañía china Sinohydro, así como la Corporación Financiera Internacional, institución del Banco Mundial.

En 2006, cuando la empresa comenzó a incursionar en el lugar con maquinaria pesada, los indígenas se enteraron de lo que ocurría y rechazaron el proyecto. Berta Cáceres, que heredó de su madre el sentido de la justicia, se puso al frente de la lucha junto a otros líderes.

“Crecí en un hogar dirigido sólo por mi mamá y desde temprano ella trabajó en la defensa de los derechos humanos”, le dijo a la BBC hace unos meses.

Los indígenas lencas, un grupo con unos 400.000 miembros en Honduras y El Salvador, manifestaron su rechazo al proyecto en más de 150 asambleas. En 2010, Cáceres lideró una protesta que llegó hasta las calles de Tegucigalpa, y en 2013, los líderes indígenas bloquearon las carreteras para evitar el tránsito de las máquinas y los ingenieros.

El clamor indígena comenzó a mover conciencias. La compañía china Sinohydro se retiró del proyecto. También el Banco Mundial.

“Sabemos que es muy duro y que es una situación que se va a agravar”, le dijo Berta Cáceres a un periodista meses atrás. Era una intuición que se hizo realidad. En la madrugada de ayer, desconocidos le dispararon dos veces luego de entrar a su casa en La Esperanza, 200 kilómetros al noroeste de la capital hondureña.

Según la policía, la ganadora del Premio Goldman 2015 fue asesinada para robarle. “Todos sabemos que es mentira, que la mataron por su lucha”, denunció a través de la AFP el dirigente obrero Carlos Reyes.

De 116 muertes de ambientalistas reportadas en un año en el mundo, dos terceras partes ocurrieron en América Latina. En Honduras, en la última década, se registraron 111 asesinatos de activistas ambientales.

Tomado de El Espectador (ver nota original)