Una grave denuncia por acoso y agresión física quedó al descubierto en el Centro Comercial Chapinero, en la carrera 15 con calle Primera, donde una comerciante aseguró ser víctima desde hace dos años de un ambiente hostil, provocaciones constantes y ataques por parte de un grupo de vendedoras, sin que la administración haya tomado medidas efectivas.

La afectada, quien trabaja en el lugar desde hace siete años, relató que el problema comenzó con la llegada de una nueva vendedora hace cerca de un año. Desde entonces, afirma, al menos cuatro mujeres la señalan, hostigan y se burlan de ella de forma reiterada. Según su testimonio, incluso su esposo ha sido víctima de comentarios ofensivos cuando la visita.

El episodio más reciente ocurrió hacia las 10:30 de la mañana, el pasado martes, cuando la comerciante colgaba mercancía y una de las señaladas agresoras, identificada como Luz, habría golpeado la silla sobre la que se apoyaba. Al pedirle que tuviera precaución, la mujer regresó a encararla y, minutos después, ingresó al local para atacarla físicamente.

De acuerdo con la denuncia, la agresora le lanzó varios golpes en el rostro y la arañó, situación que obligó a la comerciante a pedir ayuda. Otros vendedores llamaron a la Policía y a los guardas de seguridad. Pese a que la denunciante asegura haber registrado reiterados episodios similares, afirma que la administración, a cargo de una funcionaria identificada como Marcela, no ha intervenido y que, por el contrario, le resta importancia a las quejas.

Tras la riña, la Policía impuso caución a ambas mujeres, decisión que la afectada cuestiona al señalar que estaba dentro de su local y solo se defendió del ataque. Además, recibió una notificación de conciliación por injuria y calumnia, interpuesta por la misma persona que, asegura, la agredió.

La comerciante, que terminó con contusiones y lesiones en el rostro confirmadas por Medicina Legal, señala tener audios y videos que demostrarían un patrón de hostigamiento, y pide a las autoridades revisar el material y garantizar su derecho a trabajar en un entorno seguro.

Hoy, dice sentirse atemorizada y sin apoyo, al punto de considerar abandonar su negocio si no se adoptan medidas que frenen lo que describe como dos años de violencia psicológica y física dentro del centro comercial.