La celebración de la Noche de Velitas volvió a encender las alarmas en Ibagué. Dos personas resultaron quemadas durante la jornada del 7 de diciembre, pero el caso más crítico corresponde a un menor de 13 años que sufrió una grave lesión en su mano izquierda tras la explosión de un artefacto tipo tote.

Según el reporte oficial de la Secretaría de Salud, el niño fue atendido inicialmente en la USI de Picaleña, donde la gravedad de las heridas obligó a su remisión inmediata al Hospital Federico Lleras Acosta. Allí permanece bajo valoración especializada mientras los equipos médicos determinan si las lesiones comprometen movilidad o requieren intervención quirúrgica.

La secretaria de Salud (e), Maricel Aguiar, calificó el hecho como “profundamente doloroso y evitable”, señalando que detrás de cada menor lesionado por pólvora existe una cadena de descuidos y decisiones erradas de parte de los adultos responsables. El caso ya fue puesto en conocimiento del ICBF, que hará seguimiento a la situación familiar del menor.

En paralelo, se confirmó la atención a un hombre de 30 años lesionado por un artefacto tipo mecha, quien fue dado de alta tras recibir atención médica. Aun así, la Administración Municipal advirtió que cualquier quemadura por pólvora representa un riesgo y evidencia que la ciudadanía continúa desoyendo las recomendaciones.

Frente al panorama, las autoridades reiteraron el llamado a la prevención y recordaron que la pólvora sigue siendo una amenaza que puede dejar secuelas irreversibles. La instrucción es clara: ningún menor debe manipular estos elementos, y la responsabilidad recae directamente sobre padres y cuidadores.

La Administración insistió en que diciembre no puede seguir dejando víctimas por decisiones adultas. “La pólvora no es un juego”, fue el mensaje directo al cierre del reporte oficial.