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Encender una vela con propósito

Hoy como cada 7 de diciembre, los colombianos adornan sus casas, celebran y comparten una noche de esparcimiento con amigos y familiares.
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7 Dic 2025 - 10:46 COT por Juan Manuel Díaz Borja

Tal y como pasa con muchas de las festividades del calendario, el “Día de las Velitas” celebrado ampliamente en Colombia e incluso replicado ya en otros países del continente, tiene su origen en la religión. Se afirma que para 1854 el entonces Papa Pio IX proclamó “La Fiesta de la Inmaculada Concepción” como antesala al Día de la Virgen celebrado cada 8 de diciembre, y desde entonces el 7 de diciembre, al menos en Colombia, las personas acostumbran a encender velas y faroles, y lo religioso se volvió una tradición sociocultural de amplia relevancia para los colombianos, pues aprovechan para compartir en familia, y celebrar el inicio de la navidad, que para el cristianismo conmemora el nacimiento de Jesús, y para los agnósticos y ateos, representa una fecha para descansar de las ocupaciones laborales, viajar, comer, y pasarla bien.

Hoy como cada 7 de diciembre, los colombianos adornan sus casas, celebran y comparten una noche de esparcimiento con amigos y familiares. Desafortunadamente el uso irresponsable de la pólvora cada año deja cifras lamentables de personas quemadas, así como el consumo desmesurado de alcohol entre vecinos, que históricamente genera riñas y malas pasiones que empañan la celebración. A propósito del uso de la pólvora, es imposible no pensar en los animales de compañía como perros y gatos, que se ven afectados en días como hoy, razón por la cual también termina siendo motivo de descontento en tutores y propietarios de mascotas, y generando diferencias con quienes abusan de este tipo de elementos, aun estando prohibidos.

Uno de las razones y objetivos simbólicos justamente de la celebración de velitas, es que cada persona encienda una y pida un deseo, y como no pensar en los deseos que como ibaguereños y tolimenses pudiéramos pedir en un día como hoy. Por ejemplo, que el caos de la movilidad mejorara, que la pavimentación de las vías sea una prioridad para la administración de turno, y que las altas cifras de desempleo queden en el pasado. Yo celebro por ejemplo la llegada de un nuevo centro comercial como Vergel Plaza, que sin lugar a duda va a dinamizar mucho más la economía en la capital del Tolima.

No puedo dejar de pensar, en el grave problema que afronta el municipio del Espinal, por cuenta de la inseguridad, los ajustes de cuenta, y los negocios de dudosa procedencia que allí convergen. Ojalá que uno de esos deseos cumplidos para esta navidad, sea el fortalecimiento de la seguridad como ha anunciado la gobernadora Matiz recientemente, y que aquello no se quede en palabras, porque el espiral de violencia crece y crece, sin dejar de mencionar el fracaso de la denominada paz total del presidente Petro. Desde luego deberíamos todos los colombianos encender una vela para pedir por la reconciliación y la paz de este país. Lamentablemente han regresado los secuestros, los atentados, las extorsiones, las pescas milagrosas, ante la mirada absurda y negacionista de un gobierno con desgreño administrativo.

Hoy desde luego, no se puede escapar ese deseo de ver nuevamente al Deportes Tolima campeón de Colombia. Un nuevo paso a la final del fútbol profesional colombiano nos hace sentir orgullosos, pero también representa una oportunidad para mover nuestro comercio, y para contarle al mundo sobre nuestra gastronomía, nuestras tradiciones, y nuestra ciudad, esa misma de la cual muchos podemos sentirnos orgullosos, pese a los politiqueros que la han gobernado.

Esta noche encendamos una vela con propósito. Nos conectemos o no con la religión, deseemos cosas buenas para lo nuestro y los nuestros. Hagamos un alto en el camino. Reflexionemos, autoevaluémonos, autocritiquémonos, y desde luego, perdonemos a quien haya que perdonar.