La cuenca del río Combeima, principal fuente de abastecimiento para la capital tolimense, atraviesa un proceso de deterioro progresivo atribuido a intervenciones humanas que estarían comprometiendo su estabilidad y, con ello, la seguridad hídrica de Ibagué.

El gerente del IBAL, Roberto Santofimio Varón, manifestó su preocupación por el aumento de construcciones, vertimientos y conductas ciudadanas irresponsables en las zonas altas de la cuenca. Durante su participación en el conversatorio El Agua Nos Une Como Territorio, advirtió que la presión sobre este ecosistema es cada vez mayor.

Según explicó el directivo, Ibagué depende actualmente de cuatro fuentes abastecedoras: los ríos Combeima y Cocora, y las quebradas Cay y Chembe. Sin embargo, el Combeima continúa siendo la columna vertebral del sistema, razón por la cual su deterioro prende las alarmas.

“El crecimiento de la población urbana y la incorporación de sectores rurales al sistema de acueducto hacen que la demanda sea cada vez mayor. Por eso, proteger las cuencas es fundamental”, expresó Santofimio.

El gerente señaló que prácticas como el mal manejo de los suelos, los vertimientos directos y las intervenciones inadecuadas en el territorio están generando arrastre de sólidos, avalanchas y deslizamientos que obligan al cierre temporal de bocatomas. “Es un problema que tiene un origen humano evidente”, puntualizó.

Pese a este panorama, Santofimio aseguró que el IBAL continúa garantizando agua potable y apta para el consumo humano, apoyado en la operación permanente de los sistemas de captación y potabilización.

Finalmente, la empresa hizo un llamado a la ciudadanía a adoptar buenas prácticas ambientales, respetar las zonas de reserva, evitar arrojar residuos cerca de las fuentes hídricas y reportar cualquier actividad irregular que ponga en riesgo la seguridad hídrica del municipio.