Procesos desiertos ‘enredan’ la megaobra del viaducto de Mirolindo en Ibagué
Faltando dos años para que la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, y la alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, terminen su mandato, la promesa de un viaducto en la glorieta de Mirolindo, o de una obra que mejore la movilidad en este punto, está enredada.
El Ping Pong Político de Ecos del Combeima conoció que dos procesos para contratar los estudios y diseños de proyectos viales para el departamento del Tolima fueron declarados desiertos.
Así consta en documentos de la Fiduprevisora, en el marco del proceso de contratación que se adelanta con ENTerritorio.
Entre los proyectos contemplados se encuentra la solución integral al problema de movilidad vehicular y peatonal en la glorieta de Mirolindo, en Ibagué, una intervención considerada estratégica por su impacto en la conexión de la capital tolimense.
La estructuración también incluía el diseño de un puente vehicular con paso peatonal y cerca de dos kilómetros de vía nueva en el municipio de La Plata, así como la habilitación de una vía estratégica entre Santa Isabel y Venadillo.
El primer proceso, abierto en junio de 2025, contó con la participación de dos proponentes.
No obstante, tras la evaluación técnica, jurídica y financiera, se determinó que ninguna de las ofertas cumplió de manera integral con los requisitos exigidos en los términos de referencia, razón por la cual fue declarado desierto el 11 de julio de 2025.
El segundo proceso, iniciado en julio del mismo año, tuvo una mayor concurrencia de consorcios y uniones temporales.
Sin embargo, luego de un extenso trámite de evaluaciones, observaciones y publicaciones de informes, se concluyó que varias propuestas debieron ser rechazadas desde la etapa de verificación habilitante.
Aunque finalmente quedó un único oferente habilitado, este no alcanzó el puntaje mínimo exigido en los requisitos ponderables, lo que llevó a declarar desierto el proceso el 16 de septiembre de 2025.
Así, la estructuración de los estudios y diseños —considerada fundamental para avanzar en obras cuyo presupuesto preliminar de ejecución, solo en el caso de Mirolindo, se estima en cerca de $60.000 millones— queda a la espera.
A este panorama se suma una alerta de carácter técnico y financiero. Según fuentes consultadas por este medio, los cerca de $60.000 millones estimados inicialmente para la intervención en la glorieta de Mirolindo no serían suficientes, principalmente por los costos asociados a la gestión predial, un factor que no habría sido plenamente dimensionado en la etapa preliminar y que podría disparar el valor total del proyecto, complicando aún más su viabilidad.
Pero la historia de estas licitaciones fallidas también tiene un trasfondo político. ENTerritorio, entidad clave en la estructuración de los proyectos, habría estado bajo la órbita del barretismo, con influencia directa de la representante a la Cámara Delcy Isaza, quien intentó sacar adelante los procesos de contratación para los estudios y diseños.
No obstante, trascendió que Isaza perdió el control político sobre ENTerritorio en medio del rifirrafe entre la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, y el presidente Gustavo Petro, a raíz de la crisis por la fiebre amarilla.
En ese pulso, la congresista conservadora salió en defensa de la mandataria departamental, episodio tras el cual el jefe de Estado le habría retirado el manejo de la entidad.
En ese reacomodo, ENTerritorio pasó a quedar bajo la influencia de otro congresista conservador tolimense, el representante Juan Carlos Wills, lo que terminó de enredar aún más el proceso.
Con este escenario de fondo, podría tomar fuerza la idea de que la gobernadora Adriana Magali Matiz debería redireccionar estos recursos hacia otra obra prioritaria, como el puente que comunica a Villarestrepo con Juntas, en el cañón del Combeima, un punto crítico que recurrentemente resulta afectado cada vez que se presentan lluvias intensas y cuya intervención tendría un impacto inmediato en la conectividad y la seguridad de la zona rural de Ibagué.
