La tormenta que desnudó el caos de Ibagué: trancones, semáforos dañados y conductores imprudentes

El torrencial aguacero de la madrugada del pasado martes no solo dejó árboles caídos, techos volados y cortes de energía en decenas de barrios, también destapó un caos total en las vías de la ciudad.
La falla del alumbrado público y de varios semáforos, especialmente en los sectores de la calle 37 y la 42, derivó en desórdenes viales que se extendieron por horas. Conductores aprovecharon la situación para cometer infracciones, no respetaron cruces ni señales y protagonizaron maniobras imprudentes que desataron trancones interminables.
El tráfico colapsó en puntos estratégicos y la movilidad se volvió un tormento para cientos de ciudadanos que intentaban llegar a sus destinos. A la par, la respuesta de las autoridades fue cuestionada por la falta de control inmediato y la ausencia de un plan eficaz para regular la movilidad en medio de la emergencia.
Lo que pudo haber sido solo una contingencia por la lluvia, terminó convertido en una escena de caos que evidenció la fragilidad de la ciudad frente a fenómenos naturales y, sobre todo, la falta de cultura ciudadana. La lección, advierten los ibaguereños, es que la emergencia climática se duplica cuando la imprudencia se toma las calles.