La historia de Luis Alberto Bustamante Hernández, vicepresidente de la Sociedad Tolimense de Ingenieros, tomó un rumbo diferente a partir del 22 de julio, fecha en la que todavía gozaba de plena salud. Luego de permanecer una semana en un centro asistencial, el día 28 del mismo mes es dado de alta y regresa a su vivienda.

Según cuenta su hijo Santiago Bustamante, el 3 de agosto tuvieron que regresar a la clínica Avidanti para realizar un examen que confirmaría o descartaría una posible hemorragia interna, y tras ordenar la intervención de un gastroenterólogo, solo dos días después se llevó a cabo el procedimiento.

Pasadas otras 24 horas, el señor Luis Alberto al parecer ya estaba listo para una endoscopia. Sin embargo, aparentemente no hubo respuesta del personal médico que se encontraba de turno, es así como habría transcurrido el tiempo sin que se conociera su futuro inmediato. 

"Me entero que es mentira, no le iban a hacer nada, habían dado una revisión que se había engavetado para que a mi papá lo revisaran en otra clínica de mayor complejidad", cuenta Santiago, y agrega que como además la prueba de COVID-19 practicada previamente arrojó positivo, entonces todas las órdenes se vieron relegadas a un simple proceso de aislamiento.

"A mi papá le sigue bajando el nivel de hemoglobina. Ha sido una pelea constante para que le hagan los procedimientos (...) he visto cómo tratan a otras personas como cosas o números y no como personas", puntualizó Santiago.

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