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Actitud de servicio en Ibagué: una oportunidad de oro que seguimos desperdiciando

Ibagué tiene el potencial para destacar en turismo y negocios, pero un obstáculo sigue frenando su crecimiento: la falta de cultura de servicio.
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22 Mar 2025 - 22:02 COT por Adriana Matallana

Pocas cosas impactan tanto la percepción de una ciudad como la actitud de su gente. Ibagué es reconocida por su calidez, pero cuando hablamos de atención al cliente y cultura de servicio, la historia cambia. ¿Por qué seguimos desperdiciando una oportunidad tan valiosa para destacar como ciudad?

En el mundo actual, la calidad del servicio es un diferenciador clave. Sin embargo, en Ibagué aún enfrentamos problemas como la falta de capacitación en atención al cliente, la ausencia de un trato amable en sectores clave y la poca cultura de hospitalidad. Esto no solo afecta la experiencia de locales y visitantes, sino que también limita el crecimiento de los negocios y la economía de la ciudad.

Un problema de actitud, no de capacidad

No se trata de falta de talento, sino de mentalidad. Mientras en otras ciudades se entiende que un buen servicio es clave para atraer inversión y turismo, en Ibagué persisten actitudes de desinterés y falta de profesionalismo en sectores como el comercio, la gastronomía y el transporte.

El turismo y la economía dependen de la experiencia del cliente

Las cifras respaldan esta realidad: según estudios nacionales, un mal servicio puede reducir en un 30% la fidelización de clientes y afectar directamente las ventas. En el sector turístico, se estima que el 70% de los viajeros elige su destino basándose en experiencias previas y recomendaciones, lo que evidencia la importancia de ofrecer una atención de calidad. Ibagué tiene un enorme potencial turístico, pero sin un estándar alto en la atención al visitante, difícilmente podrá competir con otras regiones del país. ¿De qué sirve tener una ciudad hermosa si quienes la visitan no se sienten bienvenidos?

La capacitación en servicio al cliente, la promoción de valores de hospitalidad y una cultura de excelencia deben ser prioridades. Esto no es solo una tarea de las empresas; la solución está en nosotros, cada ciudadano que interactúa con otro tiene la oportunidad de mejorar la imagen de la ciudad.

El servicio no es solo una cuestión empresarial, es una actitud de vida. Ibagué tiene todo para brillar en hospitalidad y atención, pero el cambio comienza desde lo más básico: la forma en que tratamos a quienes nos rodean. Si la actitud de servicio fuera la carta de presentación de nuestra ciudad, ¿Qué impresión estamos dejando?