Tendencias políticas para el 2026, "el encuentro con el pueblo"
Esto se dará en medio de un contexto de inmenso desprestigio e impopularidad para la mayoría de los congresistas del país senadores y representantes a la cámara. Los ciudadanos esperan propuestas que prioricen la transparencia, la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción. La confianza en el Congreso es baja, y esto obliga a los candidatos a enfocarse en construir una narrativa que conecte con las preocupaciones diarias de los colombianos: seguridad, empleo, salud y educación.
Un análisis crítico revela que las élites tradicionales tratarán de mantener el poder apelando a mantener sus maquinarias entorno a las redes de influencia política y económica. Sin embargo, la inmensa desconexión de una gran mayoría de congresistas con las realidades del país podría ser un punto de quiebre si emergen liderazgos que cuestionen el statu quo o la tradicional forma de hacer la política para mantener amarrado los votos. La paz sigue siendo un tema central, aunque el acuerdo con las FARC marcó un hito, su implementación enfrenta rezagos significativos. Los grupos armados disidentes y la persistencia del narcotráfico plantean desafíos de seguridad, complejos que requieren una combinación de políticas de desarrollo rural, justicia transicional y estrategias de seguridad efectivas.
Por otro lado, preocupa el ejemplo de lo que ha pasado en países como Venezuela, Cuba o Argentina, donde la izquierda extrema sumergió a su población en una gran crisis económica. En Colombia, no podemos caer en esos errores. Se necesita una política que combine responsabilidad en el manejo de los recursos del país con justicia social. Eliminar la brecha de los extremos, y concebir estrategias y propuestas aterrizadas que funcionen.
El medio ambiente también debe ser prioridad. El cambio climático está afectando nuestra biodiversidad, y si no hacemos algo, nuestras selvas y ríos seguirán en peligro. Además, el campo está envejeciendo, y si no apoyamos a las comunidades rurales con tecnología, educación y oportunidades, el futuro será complicado, especialmente en temas de seguridad alimentaria en un país que lo tiene todo.
Un tema crítico que deberá ser central en el debate es el recorte presupuestal a las regiones desde el gobierno nacional. Las zonas periféricas, donde predomina la desigualdad y la pobreza, han sido históricamente olvidadas por un Estado centralizado, obsoleto y lento en la ejecución de inversiones. Los candidatos al Congreso y a la Presidencia tendrán que buscar mecanismos para descentralizar los recursos y garantizar que las regiones reciban las inversiones necesarias de manera ágil y eficiente. Esto incluye fortalecer los gobiernos locales, impulsar la planeación participativa y garantizar una distribución equitativa que permita cerrar las brechas de desarrollo.
En las elecciones también veremos cómo las redes sociales serán el campo de batalla principal. La inteligencia artificial les permitirá a los políticos enviar mensajes personalizados y conocer mejor a sus votantes. Pero ojo, los colombianos quieren algo genuino, no basta con algoritmos y estrategias digitales. La gente busca candidatos que los miren a los ojos, que hablen su idioma y que les den esperanza de verdad.
Los jóvenes serán una fuerza clave. Ellos quieren políticas que hablen de su futuro, cambio climático, tecnología, empleo y educación. Están cansados de las peleas ideológicas sin sentido y esperan propuestas claras y realistas.
El reto para los políticos es enorme, pero también es una oportunidad única. Este próximo 2026 podría ser el año en el que Colombia tome un rumbo diferente, con liderazgos que no solo prometan, sino que de verdad conecten con la gente y trabajen por un país más justo y con esperanza.