En memoria de Nury Prieto y Diana Carrero
La vida de Nury Alexandra Prieto cambió radicalmente el 29 de diciembre de 2018. Su vecino y supuesto amigo Anderson Contreras Poveda, la violentó sexualmente, y luego de ello, le dio certeros golpes en la cabeza que le provocaron daños irreversibles. Nury quedó en estado vegetal durante seis años, y el pasado 14 de enero murió en un hospital de Ibagué, en medio del dolor de sus familiares y amigos del barrio Hipódromo. Pese a que su agresor fue capturado y condenado a 21 años de prisión por tentativa de feminicidio, con la muerte de Nury, suenan voces como la de la gobernadora Adriana Magaly Matiz, que piden que se reabra el caso y se le impute a su asesino, el delito de feminicidio agravado, algo que pareciera difícil de suceder.
Y aunque el caso de Nury, al igual que el de la enfermera Diana Carrero, tristemente resultan siendo uno más en la larga lista, este país reclama acciones urgentes en defensa de la mujer. Según la Defensoría del Pueblo durante el 2024 fueron asesinadas 745 mujeres y de ese dato, 44 fueron niñas y preadolescentes. Lo aterrador del asunto es que habitualmente los verdugos fueron novios y esposos en más de 26.000 casos de violencia de pareja que se presentaron, aumentando en un 23% en comparación con las cifras del 2023.
Desafortunadamente el problema principal en este tipo de situaciones es el temor de denunciar. Pese a que la Secretaria de la Mujer Luz Nelly Arbeláez ha dicho que en el Tolima se han creado programas de atención psicosocial y se han fortalecido las comisarías de familia, la mayoría de las mujeres que son víctimas de maltrato, temen denunciar por miedo a las represalias o a la falta de efectividad de sus denuncias, cayendo en la normalización de conductas agresivas de sus parejas o incluso en la aceptación de gritos y golpes como parte de los “problemas de pareja”. Igualmente, muchas de aquellas víctimas murieron creyendo que sus compañeros sentimentales serían incapaces de hacerles daño.
Hoy y siempre será necesario hacer los llamados de atención frente a este tema. No podemos seguir normalizando este tipo de situaciones o esperando que pasen para lamentarnos unos días y olvidarlo después. El tema de la violencia contra la mujer, al igual que la violencia y los crímenes contra los niños no deben tener contemplación alguna. De hecho, ningún caso de violencia contra cualquier ser vivo debería tenerla. No podemos olvidar que por ejemplo la niña Rosmery Castellón fue asesinada en 2019 por un sujeto que se encontraba purgando una condena de 40 años en el Coiba de Picaleña, y que al momento de los hechos gozaba de un permiso de libertad de 72 horas, los mismos permisos que aparentemente goza el excoronel José Joaquín Aldana, a quien a veces se le ha visto campante por uno de los centros comerciales de la ciudad.
Está muy bien la creación de las denominadas “casas de la mujer”, de días de conmemoración de la violencia contra la mujer en medios de comunicación y redes sociales, pero lo que necesitamos son acciones efectivas que castiguen severamente este tipo de casos.
Hoy adportas de una nueva campaña al Congreso de la República, sería bueno preguntarles a quienes aspiran a reelegirse en el Tolima ¿Qué acciones y proyectos de ley han pensado que pueden promover o ayudar a promover en torno a prevenir y castigar la violencia contra la mujer?