Veinte años no es nada
Hace 20 años la película era la misma y no es mera coincidencia. Por ejemplo, el Congreso lo preside hoy el senador conservador Efraín Cepeda, todo un varón electoral, y hace 20 años exactos lo presidia otro tan conservador y tan varón como el, pero 20 años más joven, su amigo Luis Humberto Gómez Gallo QDG.
Igualmente el 28 de julio de hace 20 años, visitó las instalaciones del congreso el señor Mancuso, ya acusado por todo tipo de crímenes incluyendo magnicidios y miles de homicidios, protagonista en esos tiempos de una ficticia reconciliación, al igual que hoy en un falso acuerdo, como ¨gestor de paz¨.
También en 2004 se firmó un acuerdo entre los gobernadores de Boyacá, Cundinamarca, Meta, Tolima y el Alcalde Mayor de Bogotá para consolidar la RAP-E Región Central como esquema asociativo de origen constitucional y que para el caso del Tolima lo firmó el entonces asesor de despacho Ismael Molina. Igual sucedió con las demás RAP-E en todo el territorio nacional y desde allí venimos trabajando esos esquemas asociativos pensando en un país de regiones, donde la verdad no ha pasado mucho.
Ya para aterrizar en el Tolima donde se vive la misma película hace 20 años, o mejor, otra temporada de la misma serie cuyos autores de reparto parecieran los de esa época aunque un poco más viejos, como sucede con Betty la Fea o Pedro el Escamoso cuando de antemano sabemos de sus dotes artísticos, la trama y lo que sucederá capitulo tras capitulo.
Hace veinte años el desafío parlamentario era la construcción de la doble calzada Ibagué-Bogotá, como también quiso serlo la lucha contra el desempleo para el entonces gobernador Jorge García Orjuela. Sin embargo ahora con la doble calzada el Distrito Capital parece cada vez más lejos, con un recorrido hasta de 7 y 8 horas, cuando esos mismos 194 kilómetros los recorríamos en 3 horas o menos; ya para el caso del desempleo, que en 2004 superaba la media nacional en 5 puntos, sigue siendo la constante en esta Ibagué después de 20 años.
Desde ese tiempo, el desarrollo ha sido esquivo para el Tolima e Ibagué, los indicadores no mejoran, y muy por el contrario empeoran, como sucede por ejemplo con la participación tolimense en el PIB nacional donde hace 20 años era del 2,27% y hoy escasamente llega al 2,12%, y seguimos soñando con la llegada de la industria y la gran inversión, acompañada de empleos estables y dignos; y tal vez por ello, insistimos una y otra vez en promover el desarrollo económico con incentivos y exoneraciones sin ser lo suficientemente concluyentes para romper o superar las expectativas generadas por otras ciudades similares a la nuestra, incentivos que no impactan siquiera en el empresariado local, y así menos en grandes y nuevos inversionistas.
En Ibagué pagamos por ver la construcción de uno o dos repartidores viales que necesita con urgencia la ciudad para mejorar su congestionada movilidad, pues en aquel entonces con un parque automotor de 20 o 30 mil vehículos ya se pensaba en ello, y hoy en día con más de 200 mil vehículos rodando por las mismas calles, no vemos ni los repartidores ni las nuevas vías. Aquí también como ciudad, Insistimos periodo tras periodo, en una semaforización que ayude en esa movilidad urbana y muy por el contrario seguimos viendo los mismos paleteros de esa época pero ahora un poco más jóvenes, tratando de evitar accidentes como trancones.
Tan igual estamos al 2004 cuando seguimos esperando el cumplimiento de la promesa veinteañera de un acueducto complementario acompañado de un mejor servicio y calidad del agua, sin embargo persisten las protestas en muchos sectores de la ciudad incluyendo barrios construidos hace ya más de 20 años, por cuenta de la escasez de este preciado liquido.
Otra promesa que también cumple 20 años es la del Parque Industrial de Residuos Solidos, que de parque no tiene nada, pues como se ven las cosas más bien parece un basurero a cielo abierto donde aún seguimos utilizando la tutela y otros mecanismos para evitar afectaciones ambientales y el malestar comunitario.
Y para completar, seguimos pensando después de dos décadas, el como aprovecharnos de la ya muletilla ¨posición geográfica estratégica¨ para justificar el Aeropuerto de Flandes, el Triangulo del Sur del Tolima, la Zona Franca de Ibagué, la Gran Central de Abastos de Colombia, la Central Férrea, la nueva Central de Pasajeros, los vuelos nocturnos en el Aeropuerto Perales con frecuencia internacional, la industrialización del agro, el Sistema Estratégico de Transporte Público, la realización de los juegos deportivos nacionales, el cable aéreo para los barrios del sur y la internacionalización del Festival Folclórico Colombiano, entre otros muchos y más de lo mismo.
Así que, sentir que es un soplo la vida y que 20 años no es nada, como dice Gardel, es también aferrarse a un dulce recuerdo donde se hablaba de lo mismo y con nostalgia entender que no ha pasado mucho y qué así como vamos, pasará muy poco.