Cero discriminaciones
El pasado viernes primero de marzo se celebró el Día de la Cero Discriminación, una jornada internacional de concientización establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Precisamente, nuestra constitución establece lo siguiente: “El Estado reconoce, sin discriminación alguna, la primacía de los derechos inalienables de la persona y ampara a la familia como institución básica de la sociedad”; además la constitución señala: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica. El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados. El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.”
Si leemos lo escrito en la constitución, suena muy bonito, pero la pregunta es: ¿tenemos una sociedad discriminatoria? La respuesta es SI y por mucho. Si hablamos de la discriminación a causa del sexo, los casos son incontables – por ser homosexual, por ser mujer, etc. –; de hecho hoy, en la era de la globalización de la información y el capitalismo desbordado, se impone la importancia del TENER por encima del SER, en donde la discriminación por cuenta de la condición económica se vive en redes sociales, círculos laborales y hasta familiares.
Ni hablar de lo que en este momento se está viviendo a razón de las opiniones políticas o filosóficas en el país, pues por lo que se piensa o se dice, usted puede ser no solo discriminado, también puede ser menospreciado, ridiculizado, maltratado, entre otras tantas situaciones que a las que se puede llegar solamente por tener un análisis diferente.
Finalmente, la acción de mirar por encima del hombro debería ser la analogía de elevar su mirada al cielo y agradecer por lo mucho o lo poco que se tenga, mas no, para sentirse superior a los demás; ya que son numerosos los aspectos de esta sociedad que contribuyen a la polarización, falta de solidaridad, empatía y de respeto por la diferencia, que nos aleja de ese ideario colectivo en el que todos somos iguales y que por el contrario genera odio y resentimiento.