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Hace 42 años “rugió la tierra en Popayán”

Este evento impulsó los estudios de la primera normativa obligatoria para el diseño y construcción sismo resistente en Colombia y evidenció la necesidad de tomar decisiones basadas en el conocimiento geocientífico para salvar vidas.
Imagen
Hace 42 años un sismo de 5,6 grados devastó Popayán.
Crédito
Archivo SGC
31 Mar 2025 - 8:12 COT por Alfonso Aya Roa

Hoy se conmemoran 42 años del devastador sismo que sacudió a Popayán y a otras poblaciones del Cauca en 1983. 

Ocurrido en la mañana del Jueves Santo, el evento dejó una marca imborrable en la memoria de sus habitantes y una lección fundamental sobre la importancia de la preparación ante los sismos en Colombia.

Con una magnitud de 5,6 y una profundidad de 12 km, el sismo dejó consecuencias irreparables en la llamada ciudad blanca. Cerca de 250 personas perdieron la vida y más de 1.500 resultaron heridas. 

Quedaron destruídas cerca de 5.000 edificaciones y otras 13.800 resultaron gravemente averiadas. 

Uno de los aspectos más impactantes fue la destrucción de gran parte del centro histórico de la ciudad, un patrimonio arquitectónico invaluable para el país.

El impacto del sismo fue tal que muchas personas creyeron que la ciudad había desaparecido en medio de la polvareda. "Lo más impresionante fue cuando miré hacia el sitio donde estaba la ciudad: no se veía sino polvo. Pensé que Popayán se había acabado", recuerda Marco Antonio Valencia, quien en ese momento se encontraba en la Escuela de Suboficiales de la ciudad.

Pero las dificultades no se limitaron a los primeros minutos. En los días siguientes, los problemas de salud pública se agravaron debido a la ruptura de tuberías de agua potable, el colapso de las bóvedas del cementerio y la proliferación de mosquitos. 

"Pasamos semanas con miedo a las réplicas y al mismo tiempo a los saqueos que comenzaron a ocurrir en la ciudad", recuerda María Teresa, una de las testigos. 

“Ese 31 de marzo no se me borra de la memoria, el rugido de la tierra fue impresionante. Fue difícil superar el miedo, sobre todo en las noches”, recordó Ana Sandoval.

Las lecciones del terremoto

Las consecuencias devastadoras de este evento marcaron un hito en las investigaciones de amenaza sísmica. A raíz de este evento, en 1984 se adoptó el primer Código Colombiano de Construcciones Sismorresistentes, un avance crucial en la gestión del riesgo sísmico que sentó las bases para proteger la vida y el patrimonio de los colombianos. 

Antes, dependía exclusivamente de la voluntad de ingenieros y arquitectos, sin una regulación obligatoria.

Uno de los factores determinantes en el nivel de los daños en Popayán fue la alta vulnerabilidad de las construcciones. La existencia de edificaciones antiguas, con técnicas constructivas deficientes y materiales de baja calidad, propició el colapso de numerosas estructuras, incluyendo aquellas de valor histórico y arquitectónico.

Adicionalmente, el sismo dejó en evidencia la influencia de la composición del suelo y las características del terreno en la magnitud de los daños, pues sus efectos fueron más severos en zonas situadas sobre depósitos aluviales, es decir, suelos compuestos por materiales dejados por los ríos.

"La afectación de un sismo no depende solo de la distancia al epicentro, sino también de la naturaleza del terreno. Es posible estar lejos del epicentro y sufrir graves daños o, por el contrario, estar cerca y experimentar un impacto menor. Esto se conoce como efectos locales", explica el director general del SGC, Julio Fierro Morales.

En ese sentido, el evento dejó lecciones importantes para la construcción del Modelo Nacional de Amenaza Sísmica, desarrollado por el SGC para entregar información oportuna sobre la amenaza sísmica en las distintas regiones del país. El modelo hoy respalda la toma de decisiones en aspectos como el ordenamiento territorial y la planificación urbana de las poblaciones, así como en la protección financiera y el manejo de emergencias en caso de un sismo fuerte. Sin embargo, la normatividad trasciende a otras amenazas naturales como huracanes, vendavales, deslizamientos y caída de cenizas volcánicas, teniendo en cuenta que estos también ponen a prueba la estabilidad de las edificaciones.

El monitoreo de sismos hoy

Desde el evento, el SGC, a través de su Red Sísmica Nacional de Colombia , RSNC, ha avanzado en tecnologías de monitoreo. 

En 1983, la información sobre los sismos llegaba con mayor latencia y menor resolución. Hoy, gracias a una red de estaciones modernizadas y al uso de sistemas de procesamiento de datos en tiempo real, el país cuenta con un monitoreo sísmico más preciso y oportuno, lo que permite una mejor comprensión de la amenaza sísmica y una respuesta más eficaz ante emergencias.

Hoy se realiza monitoreo las 24 horas, siete días a la semana, la actividad sísmica del país a través de más de 100 estaciones ubicadas a lo largo del país. En los 31 años que la Red lleva monitoreando la actividad sísmica en el país, se han registrado más de 300 mil sismos, y los boletines informativos de aquellos sismos de magnitud y profundidad relevantes se publican automáticamente en la página web y redes sociales oficiales de la Entidad.

En el marco de esta conmemoración, el SGC invita a la población a reflexionar sobre la importancia de conocer la amenaza y riesgo sísmico de la zona que habita y a seguir promoviendo una cultura de prevención, elemento clave para reducir el impacto de futuros eventos sísmicos.

"Recordar estos eventos nos ayuda a estar mejor preparados para el futuro. La memoria colectiva es un pilar esencial de la gestión del riesgo, porque lo que se olvida tiende a repetirse sin prevención", concluyó Fierro.