Tras el paso del tifón Rai por Filipinas, más de de 300.000 personas han abandonado sus casas y hoteles de playa luego de este suceso natural, teniendo en cuenta que distintos lugares quedaron sin comunicaciones ni servicio eléctrico, mientras que en otros sectores arrancó techos y derribó postes de electricidad. 

Ante este escenario, Ferry Asunción un vendedor callejero, señaló que la situación es desesperada, teniendo en cuenta que la tormenta devastó varias ciudades del país. 

Así mismo, algunos equipos de maquinaria pesada, como retroexcavadoras y tractores, fueron utilizados para remover los escombros de árboles y postes caídos de las carreteras y una evaluación aérea de los daños al norte de Bohol, permitió conocer que han sido múltiples las pérdidas materiales y agrícolas de los residentes Filipinos. 

Es de señalar que, el tifón golpeó la región central del archipiélago entre el jueves y el sábado con vientos de hasta 240 kilómetros por hora, dejando un alto número de personas desaparecidas y más de 300 muertos. 

Por su parte, el papa Francisco al finalizar su oración dominical tradicional del Ángelus, se refirió al pueblo de Filipinas, en su mayoría católico, señalando que "pueda el santo Niño llevar consuelo, esperanza a las familias con más dificultades", haciendo alusión a la pronta llegada de la Navidad.