Tensión en Europa: EE. UU. aprueba el uso de misiles de largo alcance por parte de Ucrania para atacar territorio ruso
En una decisión que marca un giro estratégico en el conflicto entre Ucrania y Rusia, Estados Unidos habría autorizado el uso de misiles de largo alcance para ataques contra territorio ruso, según confirmaron fuentes anónimas de la administración estadounidense a medios como The New York Times y The Washington Post.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó el lunes que esta decisión implicaría una 'situación cualitativamente nueva' en el nivel de involucramiento de Estados Unidos en la guerra. "Es evidente que la administración saliente tiene intención de escalar la tensión", declaró, subrayando que, de confirmarse, los ataques no serían únicamente obra de Ucrania, sino de las potencias occidentales que los autoricen.
Según fuentes ucranianas, alrededor de 11.000 soldados norcoreanos ya estarían combatiendo en territorio ruso, específicamente en la región de Kursk, donde se enfrentan a tropas ucranianas. La presencia de tropas norcoreanas habría sido un factor clave para que Washington cambiara su postura, según analistas, accediendo a una petición de Kiev que se había mantenido en espera por temores de escalada entre los países de la OTAN.
El presidente Joe Biden, en las últimas semanas de su mandato, habría autorizado el uso de estas armas a pedido del gobierno de Volodímir Zelenski, con el objetivo de neutralizar bases desde donde Rusia lanza sus ataques y contrarrestar avances rusos en el este.
En respuesta al anuncio, Rusia aseguró haber derribado 59 drones ucranianos el lunes, principalmente en las regiones fronterizas con Ucrania y en el área de Moscú. Sin embargo, el Kremlin advirtió que si los ataques con misiles de largo alcance se intensifican, Moscú podría tomar represalias más contundentes, incluyendo el suministro de armamento avanzado a países enemigos de Occidente.
El presidente Vladímir Putin, quien previamente definió este tipo de acciones como una 'línea roja', reiteró que una decisión de esta magnitud podría ser vista como una declaración de guerra por parte de la OTAN.
Con Donald Trump próximo a asumir la presidencia y su conocida postura crítica hacia la ayuda militar a Ucrania, la decisión de la administración Biden podría ser uno de sus últimos movimientos estratégicos en la guerra. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación cómo esta nueva escalada redefine las dinámicas del conflicto y los riesgos para la estabilidad global.
