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Petro muy bravo con Trump, pero muy madre con Maduro

El dilema es que toda la tensión generada que incluyó amenaza de eliminación de Visa para los nuestros, así como aranceles y bloqueos económicos, pudo haberse evitado si Petro entendiera el concepto de la diplomacia y la importancia de mantener buenas relaciones, aun en ese tipo de situaciones en las que debe primar la mesura gubernamental.
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Ecos del Combeima
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2 Feb 2025 - 2:26 COT por Juan Manuel Díaz Borja

Desde mucho antes de que Donald Trump llegara a la Casa Blanca por primera vez en el 2017, se sabía de su temperamento y su radical visión del mundo que raya en el fascismo, la xenofobia, y el capitalismo salvaje que idolatra la Coca cola y el McDonald’s, paradójicamente dos de los productos americanos más consumidos en el planeta entero. Conjugar eso con el poder político ha sido una mezcla nefasta que le ha generado tensiones con las otras grandes potencias del mundo como China y Rusia, pero también con países como México y Canadá por el tema migratorio.

El reciente episodio con el gobierno colombiano no deja de ser desafortunado, no solo por que Trump en su afán de mostrar los dientes logró tentar al histérico presidente Petro, quien se comió la carnada y terminó generando toda una crisis diplomática que puso en peligro la histórica relación bilateral entre Colombia y Estados Unidos; sino porque aunque logró solucionarse, quedó marcada por la torpeza de Petro a quien le pudo más la megalomanía y el afán de combatir discursivamente en Twitter sin pensar en las consecuencias.

Razón tiene Petro cuando afirma que ningún colombiano deportado merece ser maltratado por su condición de migrante, pero razón tiene Trump cuando dice que entrar sin documentación a su país o haberlo hecho por “El hueco” como hicieron cientos de colombianos en los últimos años, es ilegal y merece la expulsión inmediata. Ambas premisas no son tan difíciles de entender. El dilema es que toda la tensión generada que incluyó amenaza de eliminación de Visa para los nuestros, así como aranceles y bloqueos económicos, pudo haberse evitado si Petro entendiera el concepto de la diplomacia y la importancia de mantener buenas relaciones, aun en ese tipo de situaciones en las que debe primar la mesura gubernamental.

No permitir el ingreso de los aviones americanos con los colombianos deportados además de ser una afrenta y una provocación para Trump, le costó dinero al país (pues Petro tuvo que mandar los aviones colombianos) y no fue ninguna lección de dignidad, sino más bien una rabieta que salió mal y que lo sigue enterrando en los sótanos de la ineficacia y el descontento incluso de quienes lo apoyaron y votaron por él. Pudo Petro solucionar el impase de otra forma, dejándose guiar de los expertos e incluso tragándose el sapo momentáneamente para luego levantar su voz de protesta en alguna organización internacional, pero lamentablemente su alma de revolucionario le hace olvidar que ya no combate, sino que gobierna incluso para gente que no piensa como él. También en medio de la tormenta diplomática, en lugar de nombrar canciller a una persona experimentada ante la salida de Luis Gilberto Murillo, nombró a la polémica Laura Sarabia quien ha rotado en todos los cargos gruesos que tiene el gobierno, así como ha nombrado a decenas de tuiteros e influencers en embajadas y consulados, como si aquello se tratara de una repartija para pagar favores.

Habría que decirle a Petro que los colombianos no necesitamos esas equivocadas muestras de autoridad y dignidad, ni esas peleas de “tigre con burro amarrado”, donde nosotros somos los burros. Colombia necesita seguir prosperando, los campesinos necesitan seguir vendiendo y exportando el café y demás productos e incluso seguir anhelando el sueño americano, si es que eso es lo que quiere cada uno. Petro no puede decidir por ningún colombiano, ni mucho menos por quienes ya están allá en Estados Unidos y a quienes el pasado viernes les solicitó el regreso como si tuvieran que hacerle caso porque supuestamente aquí les va a abrir líneas de crédito y oportunidades de negocio. Ojalá que, si esos compatriotas que viven ilegales en el país de Mickey deciden aceptar la propuesta de Petro, tengan buena pinta para abrir Onlyfans y sepan manejar muy bien las redes sociales y las bodegas de Twitter, pues de fijo tendrán un espacio como contratistas del Estado o en algún consulado de un país tropical.