Piden agilizar los subsidios para mover el mercado de vivienda
En momentos en que el sector de edificaciones completa 15 meses de caída, los constructores están reclamando con urgencia que se reglamente el subsidio a la tasa de interés anunciado en mayo pasado para impulsar la oferta en el estrato medio, que ha sido clave para sostener la actividad.
La expectativa está en que con la luz verde para los 40.000 subsidios que respaldarían igual número de créditos para la compra de viviendas entre 100 y 321 millones de pesos, el sector superaría la recesión que se prolonga por más de un año.
La presidenta de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), Sandra Forero, señaló que la medida movería el mercado entre el 2018 y el 2019 para este rango específico, con el valor agregado de que se puede adquirir una segunda propiedad.
La petición cobra importancia no solo por los indicadores, sino porque el sector lleva tres meses esperando que se reglamenten estos subsidios a la tasa de interés.
Sobre la oferta social, la directiva dijo que, a junio, las ventas de casas y apartamentos con precios entre 51 y 100 millones de pesos aumentaron 17,9 por ciento.
Y es que la evolución de los indicadores de producción del sector edificador durante el último año y medio resume los principales males que han afectado a la economía durante este periodo: la caída en la renta petrolera, que ha llevado al Gobierno a tener serias limitaciones presupuestales, y la contracción de la demanda, producto de la menor capacidad de compra (reforma tributaria) y las precauciones de la gente a la hora de tomar un crédito, en un ambiente de desaceleración.
Según el Dane, en el primer semestre de este año, el PIB de edificaciones no solo bajó un 7,3 por ciento (7,4 por ciento en el segundo trimestre y 7,1 por ciento entre enero y marzo), sino que al cierre de junio ajustó 15 meses con variaciones negativas entre un trimestre y el periodo inmediatamente anterior, con excepción del tercer trimestre del 2016, cuando el avance fue de un tímido 0,4 por ciento.
Entre abril y junio de este año, el valor del PIB de edificaciones, de acuerdo con la entidad, fue de 4,15 billones de pesos (a precios constantes), el más bajo para un trimestre desde el periodo julio-septiembre del 2015, cuando la cifra llegó a 4,06 billones de pesos.
Otros representantes del sector de la construcción, quienes están en el día a día de los negocios y del mercado edificador, tienen claras las razones para que en los últimos meses el ramo haya dejado de impulsar el crecimiento de la economía nacional, como lo hizo en el pasado.
César Llano, presidente de la Federación Colombiana de Lonjas de Propiedad Raíz (Fedelonjas), señala que si se revisa la serie de los últimos 20 años, la curva de crecimiento de la actividad está asociada con la inversión del Estado en programas de vivienda, y, básicamente, esta inversión mueve los estratos bajos y medios.
“En el último año, hay un descenso vertiginoso de la inversión, que contrajo la demanda en estratos 1, 2 y 3, sobre todo este último, que fue el que sostuvo el crecimiento del año pasado”, agrega.
Y sobre el 2016, hay dos lecturas. La del primer semestre, en donde los estratos 3 y 4 jalonaron algo, y en parte el estrato 3 lo hizo por los subsidios a la tasa de interés, pero en el segundo semestre se acentuó la desaceleración, que hoy sigue porque los subsidios se acabaron. “Lo que vemos es un mercado en el cual la correlación con la inversión del Estado es directa”, señala Llano.
A la par de esta situación, originada por la menor destinación progresiva de recursos del Gobierno, derivada de la menor renta petrolera para financiar la inversión social, en los estratos 4, 5 y 6, el fin del auge minero-energético generó una caída importante en el consumo de vivienda de estos segmentos, visible, por ejemplo, en la menor dinámica de las segundas unidades habitacionales para descanso.
Evolución reciente
Al aclarar que la actividad no está quieta, sino en niveles inferiores a los que tuvo cuando recibía ese gran empujón estatal, los expertos consultados por EL TIEMPO explican que en el último año el mercado siguió afectado por estos factores, pero también por el efecto adverso que ha generado la reforma tributaria en la capacidad adquisitiva de los compradores.
Y, según Llano, al no tener subsidio, las personas no son sujetos de crédito o su acceso es muy limitado, y la contracción de la economía ha hecho que los compradores estén perdiendo su capacidad de compra producto de despidos, ajustes salariales, el aumento en los precios inducido por la reforma fiscal y la falta de políticas claras en los temas urbanos.
Este último aspecto ha hecho que la oferta de tierras no sea muy clara, lo que sube su valor, restringiendo la decisión de compra, pues la gente prefiere esperar.
“En segunda vivienda está sucediendo que las personas que compraron proyectos alrededor de Bogotá hoy en día están desistiendo de sus compras porque no tienen la capacidad para endeudarse en esas nuevas condiciones”, agrega el presidente de Fedelonjas.
La expectativa está en que con la luz verde para 40.000 subsidios que respaldarían créditos para la compra de viviendas entre 100 y 321 millones de pesos, el sector superaría la recesión
Incertidumbre, factor que pesa a la hora de comprar
Jorge Enrique Gómez, presidente de Gora Group, explica que el poder de compra de la gente, que es un activador de la adquisición de propiedad raíz, se ha venido rebajando en los últimos 10 o 12 meses.
Otro factor es de percepción y de incertidumbre en la gente, toda vez que los indicadores del país han marcado reducción en muchos sectores, como en el comercio y la industria.
El empresario explica que los efectos de la reforma tributaria no se ven tanto en estratos bajos, pues allí las personas ya tienen comprometida su capacidad de ahorro, pero en los más altos, la situación se presta para especular más con el valor de la propiedad y los compradores prefieren esperar.
En los estratos medios, a pesar de que puedan existir cupos del subsidio para la tasa de interés, si las personas no están seguras con la proyección de su empleo a dos o tres años, ven que no tiene sentido montarse en una deuda hipotecaria a 15 años, ya que contemplan que podrían perder su empleo. Nota original (Click).