Son muchos los comentarios positivos que hacen los extranjeros con relación a nuestro país, “tienen ustedes un país muy bonito” “tiene los diferentes pisos térmicos” “posee muchas fuentes de agua” “cuenta con variedad de productos agrícolas” “los paisajes son hermosos” son algunos de ellos. Que buena imagen se llevan los extranjeros de nuestro país”

Una imagen construida a partir de lo que ven cuando nos visitan. Da tristeza que sea solo eso, una imagen. Y digo tristeza dado que la realidad es otra. No es posible que año tras año la pobreza crezca en Colombia, a la par que los grandes capitales crecen en forma exorbitante. La semana pasada cuando los colombianos se tomaron las calles en protesta por la reforma tributaria se conoció los resultados del estudio de Pobreza Monetaria en Colombia 2020, realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, que deja muy mal parado al gobierno nacional. 

Según el estudio de la referencia, el 42.5% de los colombianos hoy son “pobres”, (pobreza situación en la que una persona no puede satisfacer las necesidades físicas y psicológicas por falta de recursos, como la alimentación, vivienda, educación, asistencia sanitaria entre las más relevantes), cifra que se incrementó con relación al 2019 en 6.8%, lo que quiere decir que en nuestro país hoy existen más de 21 millones de pobres. Igualmente, el estudio subraya que la pandemia aporto 3.5 millones de personas a este estrato social. Otra cifra que llama la atención es que el 15,1 % de los colombianos se encuentra en condición de “pobreza extrema”, subcategoría de la pobreza monetaria (pobreza extrema, condición caracterizada por la privación severa de necesidades humanas básicas, como alimento, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación) la que igualmente se incrementó en 5.5 puntos porcentuales entre 2019 y 2020. Esto significa que el país pasó de tener 4,6 millones a tener 7,4 millones de personas en pobreza extrema.

La pregunta es: ¿por qué crece la pobreza en Colombia cuando se tiene un país con un sin número de ventajas comparativas y competitivas, como una variada producción agrícola, salida a dos océanos, diferentes pisos térmicos, por mencionar algunas. Es triste ver colombianos sin trabajo, aguantando hambre, atrasados en sus compromisos de vivienda, sin poder enviar sus hijos a estudiar, sin salud. Será que es imposible construir o diseñar una política económica que propenda por un desarrollo ecuánime, que incentive la creación de empresas en los diferentes sectores de la economía en alianza con el sector privado, con el fin de generar nuevos puestos de trabajo. Será cuestión de voluntad política. ¿Por qué tanto énfasis en la implementación de programas asistencialistas?, y poco interés por visionalizar y desarrollar proyectos productivos que impulsen el progreso.

En sentido contrario también es válido hacer la pregunta: ¿Por qué los dueños de los grandes capitales logran crecimientos con tanta facilidad? Realicen ustedes su propio análisis. Aquí vale preguntarnos ¿por qué tanta rabia y protesta de los colombianos?, que arriesgan hasta su vida dado la presencia del enemigo oculto, el virus, buscando que la clase política tome conciencia de la inequidad y pobreza que hoy tiene el país.

Creo que llegó la hora de un cambio, cambio que debe empezar por una profunda reestructuración del Estado, una reducción del Congreso, que permita minimizar el gasto público con el fin de aplicar ese ahorro a proyectos generadores de desarrollo. Un Estado donde la equidad, la justicia y la transparencia, sean los valores que perciban los colombianos y que este en función de sancionar en forma ejemplar a los corruptos.