En los Juegos se juntan el presente y futuro del tejo colombiano
Una de las delegaciones más fuertes en la disciplina es la de Tolima, que juega de anfitriona. Desde antes del inicio de las justas se habló de migrar hacia otra ciudad, pero es tanto el amor y la pasión que despierta el tejo que se adelantaron cuantas diligencias fueron necesarias para retenerlo.
Y ha valido la pena. Las competencias se han desarrollado con total normalidad y hasta se ha podido observar el cambio generacional, por lo menos en cuanto a las representantes del departamento dueño de casa.
“Yo he jugado tejo toda la vida, aunque en realidad empecé tarde, como a los 35 años. Pero ya son más de 20 haciéndolo con mucho orgullo”, comenta María Ceidy Molina, jugadora de la delegación tolimense.
Detrás de sus pasos camina Nubia Yaneth Hernández, una joven de 24 años de edad, oriunda y residente de Líbano, quien es la más joven del equipo y buscar mantener viva esa tradición, que en su familia es bien arraigada.
“En Líbano jugamos todos los fines de semana. Desde muy pequeña me inculcaron este deporte y ya represento a mi departamento. Espero seguir haciéndolo por mucho tiempo”, asegura Hernández, madre de Isabela, que a sus escasos meses de vida ya se acostumbra al estallido de las mechas.
Por su parte, María Ceidy ya le dice adiós a los Juegos Nacionales, aunque recuerda con alegría sus pasos gloriosos en las justas. “En el año 2000 fui medalla de oro individual. A los cuatro años siguientes logramos la plata. Y además hasta hace poco fui la número uno del país en categoría 50 años”, recalca.
Los consejos para Nubia son constantes. Se habla de técnica, de respiración, de concentración y de uno que otro truco. “Me dan un espacio muy importante y me hacen sentir muy cómoda. Es un deporte que conozco desde los 14 años y esa experiencia ya se hace notar”, afirma la joven, que aún conserva su cara de niña.
María Ceidy, que además es la presidenta de la Liga de Tejo del Tolima, quiere despedirse de los Juegos con medalla de oro y más porque juega en casa. Eso sí, espera que las nuevas generaciones sigan su ejemplo y el de varias de sus compañeras. “Hay muy buenos jugadores jóvenes. Las antiguas somos muy poquitas, ahora la juventud está adelantando un proceso muy importante”, concluye.