Obras civiles u obras sociales
Grandes obras de infraestructura son las que necesita Colombia para crecer económicamente, y muchos los proyectos para mejorar su funcionalidad como país, pero incalculable el número de obras de infraestructura social y productiva las requeridas para alcanzar su esquivo desarrollo; porque una cosa es el crecimiento económico y otra muy diferente su desarrollo como nación. Quizá una, facilite la otra, pero indudablemente para alcanzar el desarrollo, toca que toda obra de infraestructura grande o pequeña, pueda medirse básicamente en términos socioeconómicos.
Si logramos como un todo, entender cuales, y de que manera construir esos grandes proyectos regionales y subregionales, podríamos acertar en el impacto sobre el bienestar comunal, y cuantificar anticipadamente su aporte en la reducción del desempleo, pobreza y desigualdad. Cada peso invertido en una obra pública, sea por el Estado, el sector privado o los dos en alianza público privada, debe permitir una evaluación anticipada de su impacto en términos socioeconómicos. Eso significaría saber exactamente cual es el número de empleos dignos y estables que allí se generarían, como sería su impacto directo e indirecto sobre el bienestar ciudadano y el como contribuiría en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Es aquí, donde el sector privado, pueden ayudar a viabilizar y/ financiar ese mejor país.
Quizá el gobierno central se ha concentrado en las grandes y necesarias obras de infraestructura vial de 4ª. y 5ª. Generación, como troncales, puentes, túneles y grandes viaductos, donde para el 2023 por ejemplo, el gobierno central priorizó 9 grandes proyectos por más de $14 billones, generando cerca de 300 mil nuevos empleos; y donde también algunas regiones le apuestan acertadamente a puertos, aeropuertos y terminales, e incluso ciudades capitales, a metros, tranvías y sistemas estratégicos de transportar público, como pareciera, debería ser.
¿Pero dónde están las grandes obras sociales?, en las que el común denominador sea la comunidad, la gente su elemento determinador, o por lo menos su justificación y razón de ser. Es que los megaproyectos de infraestructura, sin duda contribuyen con el desarrollo nacional, y son necesarios para un país productivo y competitivo. Pero la nación reclama grandes obras sociales, no asimilables a obras sociales de caridad, ni obras realizadas a través de organizaciones sin ánimo de lucro, con el propósito se obtener deducciones o descuentos en renta.
Obras tan grandes y trascendentes, como una mega obra vial, pero orientada básicamente a lo social, a la inclusión; obras sociales para esa otra mitad de colombianos que han sobrevivido sin la ayuda de nadie, y que siguen siendo el pilar de la democracia económica nacional. Esa otra Colombia despreciada, donde sus familias ni siquiera consumen agua potable y, además, viven en condiciones indignas, y sus asentamientos urbanos no parecen barrios, más bien refugios. Grandes obras sociales como la inclusión económica y productiva de millones de pequeños empresarios que llevan años de años generando el sustento familiar por cuenta propia, la inclusión social en abastecimiento de agua potable, la construcción de centros cívicos, la generación espacio público, parques, ciclo rutas, centros de formación para el trabajo, proyectos de pan coger y seguridad alimentaria, cobertura educativa y la formación para el trabajo, y los megaproyectos para la des marginación urbana y rural.
¿Cuales son entonces, las obras mas importantes desarrolladas en ciudades capitales? Bogotá, por ejemplo, dice el IDU que registra 487 frentes de trabajo en obras de infraestructura vial, pero también otros 140 en mantenimiento de vías; en Medellín destacan la construcción de metrocables e intercambiadores viales. Ya para el caso Ibagué pareciera que el frente de trabajo está orientado en el reparcheo de vías. Todo lo anterior para resaltar la importancia que tiene la obra de infraestructura, sobre la obra social.
Megaobras sociales que se podrían estar desarrollando en Ibagué, pero no se ven, como por ejemplo, el apoyo a los acueductos comunitarios existentes, para que efectivamente un gran porcentaje de ibaguereños también consuma agua pura; otro ejemplo, podría ser un megaplan para la desmarginación de la ciudad, donde un centenar de barrios llevan décadas esperando la mano amiga del gobierno municipal, se les incluya socialmente; otra, podría ser la construcción de kilómetros de andenes para la gente no para los carros, ciclorrutas y puentes peatonales, que tampoco se ve, y una ultimas que también podría ser ejemplo nacional, sería un megaplan de ayuda a la economía popular.
Donde están las grandes sobras sociales desarrolladas en Ibagué y que el mundo democrático reclama especialmente para países como el nuestro y ciudades emergentes como Ibagué.
Donde ¨estufo¨ esa inversión social, durante los últimos años, porque huele a guayabo terciario y entontamiento, después de entender que también se nos fue otro gobierno y la ciudad sigue registrando indicadores de miseria, y una gran desesperanza de una sin salida.