Perspectivas para 2023, el año de la verdad
El inicio de este año 2023 deja entrever unas estimaciones poco claras y una amplia incertidumbre respecto de las disyuntivas económicas internacionales y nacionales, ya que muchos de los fenómenos registrados desde el inicio de la pandemia siguen vigentes y agravados por circunstancias sin solución de corto plazo, por ejemplo: las cadenas de suministro siguen colapsadas, afectando la seguridad alimentaria y los índices de pobreza, un fenómeno inflacionario global que no cede, el indescifrable desenlace del conflicto Rusia - Ucrania, sumado esto a disminuciones ostensibles en el crecimiento económico de la mayoría de países, más en unos estados o regiones que en otros y en muchos casos con claras muestras de recesión, ante lo cual cada país a su manera aplica políticas económicas o monetarias acordes a su situación.
Según análisis del Banco Mundial, quienes tendrán menos afectaciones serían la economías de Oriente Medio y Norte de África, por efecto de que sus finanzas dependen de la producción energética de hidrocarburos que tendría un incremento sostenido, pero para Europa central, por el contrario, el panorama es poco alentador por la gran dependencia del gas proveniente de Rusia, ahora bien Estados Unidos se vería afectado por un fenómeno de recesión, frente alcual no se visualiza una estrategia económica que le permita afrontarlo, ya que no ha sido eficaz la política de aumento de tasas de interés, ni el frenazo a los estímulos fiscales y auxilios otorgados en época de pandemia y sumado a ello una clara debilidad en losmercados de exportación.
En nuestra región se estima un crecimiento económico de tan solo el 1.7%, de hecho es en esta zona latinoamericana donde mayores índices inflacionarios se han dado a nivel global, casos como el de Venezuela y Argentina con inflaciones del (155% y 92%) respectivamente, sumado al hecho de que a nivel general en esta zona, las monedas se han debilitado sustancialmente frente al Dólar y al Euro y los flujos de capitales están emigrando alarmantemente hacia zonas mucho más seguras, no solo por las condiciones económicas, sino ante la incertidumbre política de la región.
En Colombia se había registrado una recuperación económica muy favorable a pesar de los embates de la pandemia con un crecimiento acumulado del 10.8% entre el 2019 al 2022, sin embargo para el presente año los efectos de las políticas de ingresos solidario, el desmonte del fondo de estabilización de precios de combustibles, junto con el aumento considerable del costo del uso de capital por el drástico aumento en las tasas de interés, una tasa de cambio al alza y un fenómeno inflacionario sin precedente que ha golpeado sobre todo a artículos de la canasta familiar de las familias más pobres, genera una gran cantidad de sombras sobre la economía nacional.
Para el año 2023 se estima en Colombia una clara disminución de la inversión privada, que de paso se está sumando a fenómenos de fuga de capitales por los impactos de la reforma tributaria y de los elevadísimos costos de producción que se verían aún más apaleados si se da la reforma laboral como se tiene prevista, pues afectaría la rentabilidad empresarial.
Aunque la apuesta del gobierno es lograr para el 2023 un crecimiento de al menos un 1.5 en el PIB, controlar la inflación a menos de dos dígitos y estabilizar el dólar en el margen de los $4.500, no está para nada claro cómo se alcanzarán estas metas.
Este será el año de la verdad para la economía mundial, aunque la crisis global mantendrá sus efectos durante este 2023, muchos países se reacomodarán a este nuevo orden económico mundial, estarán moviendo las fichas conforme se van dando las coyunturas económicas, contrarrestando la devaluación de la moneda y la inflación internacional, manteniendo la inversión, el crecimiento económico y la generación de empleo.
Este también será el año de la verdad para Colombia, pues sabremos realmente para dónde va el país con el gobierno del presidente Gustavo Petro, gobierno que deberá actuar con mucho tacto a la hora de acomodarlas fichas en la dinámica geopolítica y económica nacional e internacional. Todos esperamos que nos vaya bien, que se tomen medidas acertadas y coherentes frente a la situación económica y fiscal del país, no se puede improvisar en estas épocas de crisis, menos aun cuando está en juego el futuro de todos los colombianos, si al gobierno le va bien, al país le va bien, se espera lo mejor para este 2023, el año de la verdad.