Es hora de compartir
Llega la navidad y con ella la alegría, pero también la tristeza de quienes muy poco tienen para ofrecerle a sus seres queridos. Es difícil para muchos soportar la escasez que, sin importar su origen, los hace sentir como ciudadanos desprotegidos, olvidados, sin esperanzas y a veces despreciados. Es en esta circunstancia que debe hacerse la magia, abrir los corazones para compartir, para ayudar y para activar la solidaridad que a veces duerme más de lo adecuado.
La noche buena es para millones de personas en Colombia, una fecha que no quieren que llegue, una fecha que los hace aún más vulnerables y que les recuerda que la adversidad es despiadada. Es en estos momentos donde el compartir se convierte en el bien más preciado, en homenaje a la vida y en el acto más sincero en una sociedad que carece en muchas ocasiones de buenas acciones.
De lo poco o mucho que se ha recibido en este año se debe compartir algo, se debe entregar un trozo de esas bienaventuranzas que a muchos no les llegan y que se hace necesario para alivianar así sea un poco la cruda vida que quizás les atormenta en cada amanecer y que los sofoca en pensamientos en las noches planeando como conseguir algo para el siguiente día.
En un estado indolente, donde la justicia social son solo palabras sin acción, donde las gentes mueren de hambre sin acceso a servicios públicos, educación y salud, se hace imperativo que la sociedad en general active la solidaridad, sincera y genuina para generar al menos sonrisas de gratitud a quienes con total felicidad reciben un detalle, una ayuda y un abrazo.
Es así que, por estos días, cuando vean a alguien limpiando vidrios en el semáforo, o tragando fuego, o lanzando machetes al aire en malabares peligrosos, además de una sonrisa, comparte algo con ellos, o si pasas por un hogar de paso, comparte algo con ellos. En fin, hay cientos, miles de lugares y personas que podemos visitar para compartir, para ayudar y para alivianar por un momento las duras y pesadas cargas con las que deben lidiar día a día, sin descanso, sin tregua.
El mejor homenaje a la vida por estos días de pandemia, donde conocimos lo frágil de la existencia, es compartir. Es entonces el momento de la pausa en el camino, de tomar aire y reflexionar para comprender mejor que el compartir es un acto noble que debe hacerse en silencio y con toda la disposición para hacerlo bien y no por quedar bien.
Feliz Navidad para todos.