La ira santa del Papa Francisco contra los medios de comunicación
Como un dardo la publicación del sumo pontífice se clavó en el centro de un muy antiguo problema enquistado en los medios de comunicación. Medios que hoy son utilizados por todos para atacar a todos con todo tipo de acciones que claramente van en contra vía de la labor periodística, esa labor que debe ser enmarcada en el respeto, la verdad y la dignidad, se borra con el paso del tiempo y se oscurece más, debilitando inevitablemente el pilar central de la credibilidad.
“A los medios de comunicación, pido que terminen con la lógica de la post-verdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio; y que busquen contribuir a la fraternidad humana”, trinó el máximo jerarca de la iglesia católica, poniendo el dedo en una putrefacta llaga que contamina a los medios de comunicación en todo el mundo; y claro, Colombia y el Tolima no son ajenas a esta debacle en la información.
Sin lugar a dudas y totalmente de acuerdo, la labor informativa ha tomado un rumbo equivocado y la defensa de la verdad y los intereses sociales, han sido socavados y reemplazados por convenientes amistades, dadivas, irresponsabilidad, ignorancia y todo tipo de actuares que entierran la confianza de las personas en los medios de información.
Es totalmente cierto que la verdad es un elemento inservible para los medios de comunicación que han desviado su intencionalidad profesional y se han convertido en armas de guerra mediática. La desinformación es parte del juego que para muchos da réditos y permite enlodar el contexto real y genuino de las cosas, para desfigurar la realidad y erigir una realidad falsa. La calumnia, es el principal elemento del discurso narrativo de los periodistas que, olvidando sus principios individuales y los colectivos de la profesión, basan sus “informes” para lesionar los intereses de los enemigos de quienes los utilizan. El escándalo y lo sucio, como herramienta de crecimiento de la audiencia es un acto por demás bajo que no respeta la dignidad de nadie y patea el respeto, la calidad y el rigor informativo.
El duro llamado que hace el Papa Francisco, es un llamado que se ha hecho casi que en voz baja por todos los ciudadanos. Es una invitación a la reflexión sobre cómo se desarrolla la actividad periodística y que tipo de valores se le está imprimiendo. Reitero que como periodista y como ciudadano estoy totalmente de acuerdo con el Papa, pero también considero que la academia debe hacer mucho más en las aulas para fortalecer el criterio individual de los futuros colegas y enseñarles la importancia de nuestra labor y la desgracia que es desviar el camino y convertirse en soldados con micrófonos y cámaras para atacar como perros rabiosos.
Informar, educar y entretener, son aspectos fundamentales de los medios de comunicación y perder de vistas estos tres elementos es casi como si un médico no honra su juramento hipocrático.