El paro no para
Llevamos quince días ininterrumpidos de paro nacional. Quince días que han puesto en vilo el orden público, sacando a flote las fallas y debilidades de nuestra sociedad y la estabilidad de las instituciones que componen el Estado Social de Derecho.
La reforma tributaria fue la causa inicial por la cual se convocó al pueblo colombiano a protestar y el objetivo se cumplió, pues el gobierno Duque se vio obligado a retirar el proyecto de ley que contenía la reforma y en consecuencia, se dio le renuncia del Mi-nistro de Hacienda. Sin embargo, eso no detuvo el paro ni calmó el malestar generali-zado que pulula en las calles.
La situación parece no tener fin; la marchas y manifestaciones no se detienen, lo que está sucediendo en ciudades como Cali es preocupante porque se está llegando a niveles de violencia que no tienen limite. Entonces la pregunta es: ¿Ahora cuál es la razón para continuar con esa actitud bélica y de confrontación permanente?, ¿no se habrán dado cuenta los auspiciadores del paro que ya no le están haciendo daño al gobierno, sino a la gente a la que dicen defender o por la que dicen protestar?
Más allá del vandalismo que es reprochable desde todo punto de vista, no veo con ló-gica que se persista en los bloqueos que afectan a agricultores, campesinos, transpor-tadores, comerciantes, empresarios y sobre todo a los trabajadores que diariamente salen a conseguir su sustento diario. Cuando hay movilizaciones por las principales calles, los que sufren somos todos.
Por ejemplo, según la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), en el Valle se le-vantan en granjas industriales 1,2 millones de cerdos, 30 millones de aves de corral y está el 30 por ciento de gallinas ponedoras del país. Allí se producen el 78 por ciento de la uva, el 30 por ciento del banano común y el 25 por ciento de los cítricos. La economía viene de caer 6,8 por ciento en 2020, asi que esto perjudica el proceso de reactivación económica que ya ha sido lento de por sí.
En aras de la objetividad hay que reconocer, que el gobierno dio su brazo a torcer. La presión fue fuerte y por eso cedió, y en virtud de lo anterior, también anunciaron ma-trícula cero para los estratos 1, 2 y 3 en las universidades públicas del país para el pró-ximo semestre, con la promesa de volverlo una política de Estado.
Ahora falta que el Congreso de la República también ceda y por fin se reforme; que se reduzca considerablemente el numero de congresistas tanto de Senado como de Cá-mara de Representantes y por ende se congelen sus salarios. Esto seria un mensaje contundente de buena voluntad para la ciudadanía, mostrando que se quieren hacer los cambios estructurales que por años se han reclamado.
Por lo tanto, también es justo que los del paro cedan un poco y contribuyan al proceso de transformación y reconciliación que pide a gritos el país.