Pasar al contenido principal
Econoticias y Eventos
Opinión
COMPARTIR
Se ha copiado el vínculo

¡Que no nos capen dos veces!

Hace 35 años los colombianos, especialmente los tolimenses vivimos una tragedia impresionante. Familias destrozadas, 500 hijos desaparecidos, hogares destruidos, 25.000 vidas humanas perdidas, destrucción y desolación por doquier. Por: Ricardo Ferro.
Imagen
Crédito
Ecos del Combeim
16 Nov 2020 - 7:39 COT por Ecos del Combeima

Hace 35 años los colombianos, especialmente los tolimenses vivimos una tragedia impresionante. Familias destrozadas, 500 hijos desaparecidos, hogares destruidos, 25.000 vidas humanas perdidas, destrucción y desolación por doquier. 

Y es que la avalancha dejó en un solo día (13 de noviembre de 1985) y en un solo municipio (Armero), más muertos que el Covid-19 en 7 meses en toda Colombia.
 
Pero Armero nos dejó dos grandes enseñanzas, gracias a una se han salvado millones de vidas humanas: el Sistema Nacional de Gestión y Atención del Riesgo de Desastres. Antes de 1985 eso no existía ni en el papel. Hoy al menos las 32 gobernaciones lo poseen, varios centenares de municipios, y a nivel nacional con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres y el Fondo de Gestión del Riesgo (antes Fondo de Calamidades). Posteriormente la arquitectura institucional también evolucionaría con el Fondo de Adaptación, que atiende los desastres más graves en Colombia.
 
La segunda enseñanza que nos dejó Armero es que sin apoyo institucional no hay recuperación económica. Después de un choque así, los territorios no se pueden abandonar.
 
En diciembre de 1985, el Gobierno Nacional de la época emitió el Decreto 3830, por medio del cual generaba incentivos tributarios para quiénes donaran al Fondo Resurgir para la reconstrucción de Armero, exención de impuestos de renta y patrimonio a los inmuebles afectados en la zona y a las rentas de estos, por los dos años e incluso hasta 1991 para los “gravemente afectados”.
 
Todavía más importante, dicho decreto declaró exentos del impuesto de renta y complementarios las rentas provenientes de nuevas empresas agrícolas y/o ganaderas o nuevos establecimientos industriales, comerciales o mineros ubicados en las áreas afectadas por la actividad volcánica del Nevado del Ruiz. Esas exenciones fueron disminuyéndose gradualmente y existieron hasta 1991 y también aplicaron para las empresas que lo perdieron todo en la tragedia. También se liberaron los tributos a toda la maquinaria agrícola y agroindustrial traída para las mismas zonas. La Ley 44 de 1987 extendió estos beneficios a más municipios del Tolima (Ambalema, Casabianca, Fresno, Falán, Herveo, Honda, Mariquita, Murillo, Lérida, Líbano, Villahermosa y Venadillo) y algunos de Caldas, hasta 1988.
 
En el año 2011 se expidió la Ley 1478, de autoría de Juan Lozano, que autorizó a la Nación para contribuir al fomento y desarrollo de programas y proyectos del ya entonces Armero Guayabal y para que apoyara en el saneamiento del pasivo pensional que tenía el municipio. Con el Decreto 2622 de 2014 solo se reglamentó lo concerniente al pasivo pensional y no al apoyo en el desarrollo económico del municipio, a pesar de ser el eje central de lo que necesitaba la población. 

Repito, sin apoyo institucional no hay recuperación económica. Armero era el segundo municipio más próspero del departamento después de la capital, y hoy, post avalancha, nunca logró salir de las ruinas.
 
La famosa ‘Ley Armero’ fue flor de un día, que atrajo capitales golondrina que una década después se fueron con la misma velocidad que llegaron.
 
El Tolima actualmente es uno de los departamentos más afectados por el cese económico generado por la pandemia. Nuestra capital, Ibagué, especialmente, es la segunda capital con mayor desempleo en el país y la primera en desempleo juvenil. Las preguntas que me quedan son ¿necesitamos una Ley Covid que permita reactivar la economía?, ¿cómo hacemos para evitar que sean saludos a la bandera y que las reactivaciones que sí tienen efectos positivos no sean solo temporales?, ¿cómo garantizamos de verdad instrumentos que generen industrialización, empleo, prosperidad y estabilidad? Nos queda de tarea aprender de las lecciones que nos dejó Armero y buscar una reactivación efectiva para todos los sectores de la economía.

Saque de Banda: el viernes anterior con la presencia del Ministro de Comercio, el Gobernador, el Alcalde y los demás miembros de la bancada tolimense, expresé algo que quiero reiterar en esta columna: el momento de que Ibagué sea un municipio Zomac ya pasó, el momento de que Ibagué haga parte de las Zese, pasó, podemos pelear el ingreso de nuestra ciudad musical a uno de estos dos grupos de municipios, pero no es fácil, casi imposible. Ahora tendrá que venir un nuevo grupo de ciudades que se incluyan para un proceso de reactivación con ocasión de la pandemia que estamos atravesando. Ibagué debe estar ahí, no como convidada de última hora, sino como una ciudad que requiere urgentemente de medidas extremas que garanticen que no pasemos de la pandemia del Covid a la pandemia del hambre.

También te puede interesar estas columnas

En medio de la pandemia, Santiago Guifo cambió los libros por la cocina y transformó la crisis en oportunidad. Hoy, con solo 23 años, lidera su propia cadena de hamburguesas en Ibagué.

La ciudad de Ibagué que el próximo 14 de octubre cumple 475 años, y estando ya en edad de merecer, amerita tener un “Plan de Acción” serio y bien hecho; construido bajo una convocatoria abierta donde participe la universidad, la empresa y el Estado, pero además de todo aquel que tenga una idea fuerza propositiva y viable.

Hablar de ideologías políticas en pleno siglo XXI es un ejercicio que muchos consideran desgastado, pero lo cierto es que el mundo sigue girando en torno a las etiquetas de izquierda, centro y derecha.

Hoy pienso en lo que significa vivir en una ciudad que aspira a estar “a la altura tecnológica”, y me imagino a jóvenes, profesionales y microempresarios soñando con dar ese salto.

Convocar una marcha el mismo día de la carnicería que vivió Israel no es un acto inocente ni neutro. Fue una decisión dolorosa que refleja indiferencia ante el dolor ajeno.

El discurso de Gustavo Petro en Ibagué dejó claro que el presidente prefiere hablar como agitador político antes que como jefe de Estado. La movilización, la simbología y el culto al ego se impusieron sobre la institucionalidad.

Vivimos entre lo real y lo digital, entre lo auténtico y lo aparente. Y en medio de ese torbellino, el campo también debe aprender a mostrarse. si quiere sobrevivir.

¡Lo volvió a hacer! El representante a la Cámara, Gerardo Yepes hace méritos para obtener el título de indisciplinado del año al interior del partido Conservador.

¿Cómo es posible que, a pesar de contar con presupuestos, políticas y documentos que advierten sobre la importancia de tomar medidas, aún no tengamos campañas bien estructuradas para reducir el consumo de agua?

Hemos sido engañados, por altos estamentos nacionales quienes desconocen y pretenden minimizar las grandes falencias de este “antisistema de salud” fundamentado sobre la intermediación financiera.