Chao Duque

En medio de un fuerte debate político el senador Roy Barreras, inició formalmente los trámites pertinentes para darle vida al referendo que tiene como objetivo principal revocar el mandato del presidente Iván Duque Márquez, además de exigir a través del mecanismo de participación ciudadana la renta básica universal, la matrícula cero en todas las universidades públicas del país y el mínimo vital pensional.
Para lograr que se realice el referendo revocatorio se deben presentar ante la Registraduría Nacional un total de dos millones de firmas. Y a la par de este el jefe máximo del Centro Democrático, el expresidente y exsenador Álvaro Uribe Vélez, propone otro referente para revocar y restructurar las Cortes.
Ante esta situación el país se polariza aún más y se agitan los ánimos en medio de la peor crisis económica de los últimos años y de un descontento popular por las políticas del Gobierno Nacional en materia de salud, trabajo y Derechos Humanos, que no son las mejores y que atizan aún más la llama del inconformismo y la desesperación.
Los índices de popularidad del presidente Duque, revelados la semana anterior y que van en picada dan cuenta de lo que está sucediendo. Hablar todos los días por televisión no es la forma acertada de gobernar y mucho menos de entregar soluciones contundentes a los ciudadanos que hoy esperan mucho más del primer mandatario y su gobierno.
Las dudas sobre los dineros que financiaron su campaña presidencial deslegitiman en buena parte su gestión y ante el escenario internacional el país pierde confianza y aliados para la reactivación económica y social. En materia ambiental Duque olvidó que en campaña prometió no permitir la exploración y explotación de hidrocarburos a través de la peligrosa técnica del fraking y hoy a pesar de cerrársele la puerta en el Congreso, existe toda la posibilidad de desarrollar ese proceso para extraer el petróleo.
El incremento desbordado de asesinato de líderes sociales y la casi nula reacción del Gobierno Nacional ha generado un estado de zozobra y miedo que limita la acción comunitaria en la zona más alejada del territorio donde no se ve la mano del Estado, y la dominación es total por organizaciones armadas ilegales que se disputan las tierras. Este genocidio no ha tenido la importancia y la acción contundente del Gobierno para conjurar la situación y frenar el derramamiento.
El incumplimiento con los compromisos pactados en el acuerdo de paz con las Farc, es otro lunar gigante. Los recursos que deben llegar a los ex guerrilleros y la puesta en marcha de la apolítica social y económica consignada en el documento de la firma de paz no llegan, no se materializan y se están haciendo trizas el acuerdo que además de histórico para Colombia, es un compromiso con quienes dejaron las armas, con las víctimas y con todos los colombianos.
Sobre la pandemia también recaen responsabilidades en la tardía reacción en cerrar el país cuando los contagios aún eran pocos y se podían manejar, los recursos a las regiones y la pelea con los mandatario locales y regionales sobre la autonomía para decidor que hacer durante los meses más fuertes de la cuarentena.
Así se enumeran muchos desaciertos que motivan este proceso de referendo revocatorio, quizás no se logre, pero sí advierte que un grueso del país social y político están exigiendo un cambio de orientación teórico- política para gobernar al país con verdadera justicia social, equidad y garantías para todos los ciudadanos.