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Consensos esenciales

Colombia vive un momento trágico. Hoy en el Congreso están sentados criminales de lesa humanidad. Está sentado quien dice haber asesinado a Álvaro Gómez Hurtado; y debemos llamarlo senador. Por: Paloma Valencia.
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Kienyke
16 Oct 2020 - 11:32 COT por Ecos del Combeima

La libertad del presidente Uribe me causa sentimientos ambiguos; por una parte la ansiaba y quería verlo libre; pero por otra me entristece como colombiana que hayamos tenido que perder su curul para recuperar un derecho básico como la libertad. Fue el senador más votado de la historia de Colombia y hoy miles de colombianos que le otorgaron ese escaño para que los representara, han quedado sin voz.

Colombia vive un momento trágico. Hoy en el Congreso están sentados criminales de lesa humanidad. Está sentado quien dice haber asesinado a Álvaro Gómez Hurtado; y debemos llamarlo senador. No ha dicho la verdad, no ha pagado ni un día de cárcel, y por supuesto, no ha reparado a las víctimas. Al mismo tiempo, el presidente Uribe, que gústele a quien le guste, ha sido el líder democrático más importante de los últimos tiempos, está defendiéndose de un proceso plagado de injusticias, por el cual ya pagó más detención que los confesos asesinos.

¿Cómo hemos llegado a semejante aberración? ¿Criminales pontificando desde el Congreso y los representantes de la institucionalidad ante los tribunales?

Hay una clara pérdida del equilibrio. Con el pretexto de la paz, que no llegó -ni llegará mientras el narcotráfico campee en nuestro territorio quedamos ante un país cuyas definiciones básicas sobre lo que está bien y lo que está mal desaparecieron. Perdimos el consenso más importante de una sociedad. Sin este consenso básico y sustancial, que inspiran la ley y la seguridad jurídica, la ética colectiva quedó en el limbo.

Se rompió la idea de la igualdad ante la ley; hoy vivimos en dime quién eres y te diré qué ley se te aplica. Se perdió la confianza en las instituciones, sobre las que todos tenemos dudas. Se extravió el rechazo social al crimen.  Se instituyó el linchamiento social como mecanismo de control para las masas partisanas y irreflexibas. No parece extraño que muchos jóvenes opten por carreras criminales por considerarlas una alternativa no solo posible sino deseable.

A esto hay que sumarle la actitud antidemocrática de la oposición. Quienes hacemos parte de una democracia deberíamos respetar unos mínimos, esto es; todos, todos, sin distingo, debemos procurar el bien de los ciudadanos.  Hacer todo lo que podamos para apoyar lo que le sirve a la nación, y todo lo posible para impedir que cosas negativas sucedan. Una cosa es puntualizar los errores del gobierno, criticar sus decisiones; impedir que avancen en determinadas direcciones; pero esto de llevarlos al fracaso es otra cosa. El saboteo al gobierno saboteando la nación es inaceptable.

¿Cómo puede ir un precandidato presidencial a pedir que Europa deje de comprar nuestros productos? ¿Cómo puede ese mismo Petro instigar e incitar la violencia en nuestras ciudades? ¿Cómo insiste en llevar al país al caos por su sola ambición de gobernar?

Viene una marcha indígena en medio del rebrote del COVID -causado por las marchas anteriores. Es una caminata pasando por varias regiones del país; ¿están buscando un gran contagio? Un nuevo brote podría obligarnos a un nuevo cierre y con ello a un agravamiento de las circunstancias económicas. Hoy cuando hay 729 mil nuevos pobres monetarios, de la devastadora cifra de 35,7% de nuestra población en esta difícil condición. Hoy cuando una pandemia destruye mucho de lo que hemos construido durante generaciones, deberíamos estar unidos aunque sea en el propósito de salir adelante.

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El país no puede seguir indiferente ante esta realidad. No hay reforma más importante que la que hace real el futuro a quienes están hoy atrapados en la desesperanza. Porque si no les damos oportunidades, lo único que quedará es frustración y resentimiento.

Después de toda borrachera, llega el guayabo, y no solo el terciario, sino el de las malas acciones.

Durante los meses de junio y julio, el departamento del Tolima se convierte en un epicentro de tradición, identidad y dinamismo económico gracias a la fuerza de sus festividades folclóricas.

Al revisar las cifras, encontramos que Tolima es el segundo mayor productor de algodón en el país. De las cerca de 7.500 hectáreas sembradas anualmente en Colombia, aproximadamente 2.500 se cultivan en nuestro departamento. A pesar de los avances en semillas y tecnologías agrícolas, la productividad aún es baja.

No está lejos, toca seguir avanzando, y en esa mejora continua, llegar al ¨Top 10¨ de los departamentos más productivos y competitivos.

Ibagué y el Tolima entero viven por estos días una época de fiesta: música, tradiciones folclóricas y gastronomía atrapan a visitantes y locales.

¿De qué sirve inaugurar una obra millonaria si no funciona? Esa es la pregunta que muchos ibaguereños nos hacemos ante el fallido estreno del acueducto alterno, una mega obra que prometía liberarnos de los constantes cortes de agua y la dependencia exclusiva del río Combeima.

¡Lo volvió a hacer! El representante a la Cámara, Gerardo Yepes hace méritos para obtener el título de indisciplinado del año al interior del partido Conservador.

¿Cómo es posible que, a pesar de contar con presupuestos, políticas y documentos que advierten sobre la importancia de tomar medidas, aún no tengamos campañas bien estructuradas para reducir el consumo de agua?

Hemos sido engañados, por altos estamentos nacionales quienes desconocen y pretenden minimizar las grandes falencias de este “antisistema de salud” fundamentado sobre la intermediación financiera.