Sin orden y seguridad, ¿Para dónde vamos?
La seguridad y el orden público en Ibagué ha sufrido un serio revés durante este año. Claro está que en una ciudad con el 40% de desempleo la anarquía siempre esta tangible. Como un recordatorio de cómo la política pública no ha generado bienestar para mejorar la calidad de vida de los ibaguereños.
Lo más grave, es que todos somos espectadores pasivos de robos, disturbios, invasión a la propiedad privada… todo un efecto del pobre liderazgo que hay en nuestras instituciones. Recordémosles a nuestros gobernantes que si las instituciones fallan la ciudad se hace menos atractiva para invertir. Por no mencionar que cuando estas no funcionan empieza a regir la corrupción y el clientelismo. Para resumírselo a todos, Ibagué es el resultado de una débil institucionalidad que se ve agravada por la escogencia a dedo de todos los cargos públicos.
Pero bueno que la ciudad este gobernada por el clientelismo y la burocracia no es nuevo, lo que si lo es decepcionante es que el alcalde no haya tomado correctivos. Si no se realizan, vamos directo a la anarquía. La población deja de creer en la justicia y en la fuerza pública, guiándose solo por la ley del más fuerte. Aún más grave informándose por las redes sociales, porque seamos sinceros el periodismo de investigación es inexistente en la ciudad.
Creando un coctel explosivo, en que el titular del martes en la mañana es que los taxistas atacaron a todos los spark que se cruzaron persiguiendo a taxistas ilegales. Simplificándolo a su máxima expresión utilizando la legislación colombiana, los taxistas trabajan amparados en la ley, pagando impuestos por lo que el gobierno debería protegerlos. En nuestra realidad hay gente que no encuentra otra manera de tener ingreso y que por lo tanto usa sus vehículos particulares para el transporte de pasajeros. Sin embargo, si no nos acogemos a la ley terminaríamos justificando todo acto de vandalismo.
Lo grave es que nuestro gobierno municipal no toma ningún correctivo, deja que sigan sucediendo actos en contra de la ley. Tampoco genera condiciones o reformas para activar la producción económica y disminuir el desempleo. No hemos trabajado en la infraestructura pública, los índices de seguridad pública han retrocedido, el desempleo está por las nubes. Lo único que es posible preguntarse es ¿Para dónde vamos?