¡Un aplauso a los niños!

Es inevitable no confrontarse internamente cuando se tiene la oportunidad de compartir todo el día con estos seres maravillosos. Miranda de 7 años y Luciana de 3 años me enseñan a diario que la vida puede ser feliz pese al encierro y que pueden construir un mundo en torno a su realidad. Las observo en sus clases virtuales, con tanta naturalidad y capacidad de interactuar y expresarse sin lamentos. Son mis grandes maestras, se levantan con una sonrisa y me alegran el día con sus ocurrencias; mi casa ha sufrido varias transformaciones porque estas niñas se inventan escenarios con cobijas, carpas o lo que encuentren y pasan su día jugando mientras recrean situaciones pasadas como la ida a la playa, a la finca o a una piñata. Mientras las observo no dejo de pensar que les tocará un mundo diferente al que me tocó y que se perderán muchas experiencias, pero a la vez, también ganarán otras y quizás lo que creo que pierden, en realidad no sea una pérdida, y sea el camino a experimentar nuevas realidades que aporten sanamente a sus vidas. En todo caso estos niños, no solamente vienen a ser capaces de interactuar digitalmente con absoluta facilidad, sino que vienen con una conciencia ambiental y de salud muy diferente a la nuestra, saben reciclar, aman la naturaleza y no están pensando en tener sino en vivir. Miranda continúa queriendo ser Youtuber, pero a la vez quiere ser científica para descubrir la cura del Coronavirus. Seguramente va a ser una ecoyoutuber; ya hoy las niñas no sueñan con ser princesas o reinas de belleza como en mi época. Compartir con otros ya no requiere abrazos, aunque sean muy cálidas y amorosas, se conforman con chatear y enviar emoticones o reunirse por zoom o video llamada de Whatsapp. Me duele pensar que se perderán muchos abrazos reales y que sus cumpleaños se tendrán que celebrar virtualmente. Descubrieron Roblox y se entretienen construyendo mundos, la chiquita de 3 años lo juega con maestría absoluta. Son niñas que están viviendo algo que reclamaban y nunca habían experimentado, el compartir con sus padres todo el día durante muchos días, algo tan elemental y básico en tiempos pasados y que antes de la pandemia era algo extraño e inusual. El aislamiento aparte de oxigenar el planeta, a quienes hemos tenido que dejar a nuestros hijos al cuidado de terceros, nos ha permitido conocerlos, compartir, amar mucho más y cumplir el sueño de los niños que es tener a su mamá y papá cerca todo el tiempo.
Si se habla de una vacuna para dentro de 18 meses, vamos a tener que prepararnos no solamente para la recesión económica, sino para que este tiempo en familia sea lo más valioso de nuestras vidas. La dura realidad económica, el miedo al contagio y la tragedia que involucra la muerte de tantas personas, nos ha obligado a pensar en soluciones para salir adelante y reinventarnos; para los que tenemos hijos, el desafío de mantener la casa limpia, controlar los gastos, alimentarse sanamente, apoyar la educación virtual de los hijos, solucionar la disminución de ingresos y pagos de deudas, la incertidumbre del futuro, pensar en ser físicamente activos, no engordar, auto presionarse con que hay que leer o aprender algo durante la pandemia, y una serie de pensamientos y acciones que se convierten en distractores que evitan que disfrutemos de aquello que siempre quisimos tener y es el compartir con nuestros hijos, enseñarles y crear recuerdos valiosos que vayan ligados a conversaciones, reflexiones y sentimientos mas no a lugares y cosas. El desespero por las peleas y el desorden, los gritos, las quejas, la desobediencia, nos pone otra prueba de autocontrol y manejo ya que el día se puede pasar entre tareas del hogar, teletrabajo y gritos. Quienes podemos tener cierto manejo de la situación, podremos corregir y esforzarnos por mantener momentos valiosos de calidad, aprendizaje y amor, infortunadamente no todos los hogares tienen la posibilidad de pensar en eso, pues muchos están pensando en su sobrevivencia o simplemente tienen unas bases sociales que impiden que se desarrollen esos escenarios con armonía, por el contrario, el licor, el maltrato, la indiferencia o las creencias frente al manejo del hogar están generando un incremento en la violencia intrafamiliar, produciendo así mucho sufrimiento a los niños. Para aquellas parejas que se encuentran en procesos de perdón, reconciliación o divorcio, o donde la dinámica siempre ha sido la agresión, el panorama para los niños es peor y se enfrentan a la realidad diaria de vivir con miedo. Qué tanto puede impactar esta pandemia en el relacionamiento futuro de nuestros hijos? Muy seguramente del manejo que le demos, haremos que esta experiencia sea enriquecedora y recordada con amor y no una experiencia triste que quieran olvidar y que marque su comportamiento. Yo recuerdo particularmente las largas horas jugando con mis hermanos durante el apagón de los años 90. Recuerdo risas y momentos bonitos.
Que esta pandemia nos traiga más unión familiar, que nuestros hijos tengan un ambiente en armonía, que permitamos que ellos exploren y aprendan y no les traslademos la ansiedad nuestra y el afán por el futuro, que puedan recordar estos momentos con alegría y sean personas que corrijan los errores de esta y las generaciones pasadas que pusieron por encima el consumo a la relación de respeto, amor y protección a la naturaleza. Que esta generación nativa digital, sea cada día más innovadora, no pierda la costumbre del abrazo y refuerce hábitos de cuidado y nos permita llegar a viejos, viendo un mundo mejor con seres humanos solidarios, respetuosos por el medio ambiente y por los demás. El egoísmo y la ausencia de amor tiene la humanidad en jaque; la serie de nuevas enfermedades como el Zica, Sars, Ebola y ahora Covid 19, es la respuesta de los ecosistemas a la violación de las leyes naturales, a la degradación del sistema natural al ejecutar actividades que lo destruyen. Ya sabemos que el mundo está cambiando y esperemos que esos cambios nos permitan vivir en armonía con el planeta, que los líderes mundiales cambien sus prioridades y que las familias y los ecosistemas se protejan por encima de las empresas y las economías. Así como se puede vivir con menos, se puede estar más cerca de los que amamos aunque no los podamos ver cara a cara. No les ha pasado que gracias a zoom o a cualquier otra plataforma, se han reencontrado con amigos, se han reunido más en familia y se han expresado mas amor?, pues bueno, a mí sí me pasó y sigo en la lucha por poner por encima la vida, la salud mental, el bienestar de mi familia ante todos los miedos y temores por el futuro que solo generan ansiedad y parálisis. Abrazo a todas las familias que luchan por sobrevivir y mantenerse unidas.