Plástico tercera entrega

En las dos pasadas entregas hice un breve esbozo del peligro del uso del plástico y como está afectando a la naturaleza y todas las especies de las cuales el ser humano no es la excepción.
No solo utilizamos plástico en casi todas nuestras actividades, sino que además estamos comiendo moléculas de plástico (microplástico) que es consumido por los animales que a la vez nosotros consumimos.
También hacía este comentario: De seguro luego de leer esta columna, es muy probable que no pase nada, seguirá utilizando las bolsas plásticas porque son muy versátiles y dirá que ya no hay nada que hacer.
Pues si hay mucho por hacer y usted lector puede contribuir.
En la próxima entrega les comentaré que opciones tenemos.
Estas son algunas de las opciones que están apareciendo:
1. No utilizar más bolsas plásticas. (Personalmente sólo utilizo bolsas de tela ecológicas reutilizables y no acepto en ningún supermercado o tienda que me empaquen los productos en bolsas plásticas), existen además bolsas con revestimiento para colocar carnes, pescado, pollo, totalmente lavables y reutilizables.
Esta parece ser la opción más complicada, ya que los consumidores están tan acostumbrados al uso de este material que difícilmente dejarán de utilizarlo, pero para que se haga a una idea, esto es lo que podría suceder si hace uso de bolsas reutilizables:
Por individuo se ahorraría entre 6 a 10 bolsas por semana o lo que es entre 24 a 40 bolsas por mes, equivalente a 288 a 480 bolsas por año, lo que significa que en 50 años dejaría de botar más de 24000 bolsas plásticas. Si multiplica eso por un promedio de 30 a 40 millones de habitantes, llegaríamos a la cifra de 960.000’000.000 (novecientos sesenta mil millones de bolsas plásticas). ¿Sorprendente cierto? Eso equivale a varios millones de toneladas que hoy van a los rellenos, ríos y océanos del planeta.
2. Afortunadamente están apareciendo otras opciones que permiten seguir utilizando la versatilidad del plástico, pero fabricadas con productos totalmente naturales. Esta es una de las opciones con mayor viabilidad.
El ácido poliláctico o poliácido láctico (PLA), es un polímero constituido por moléculas de ácido láctico, es un termoplástico que se obtiene a partir de yuca, caña de azúcar o almidón de maíz y con el cual se están fabricando todo tipo de productos, desde prótesis para extremidades corporales, moldes para la industria como también todo tipo de empaques.
Los productos hechos a partir del bagazo de la caña son muy resistentes a líquidos tanto calientes como fríos, incluso se pueden calentar en horno microondas sin liberar toxinas como si lo hace el plástico proveniente del petróleo que tanto se utiliza actualmente. Cabe destacar que los productos a partir del bagazo de la caña, se biodegradan en un relleno sanitario en 120 días, en mares y ríos en 100 días y en la tierra en 150 días. Ejemplo de estos productos son las cajas para empacar alimentos que usualmente se fabrican con icopor y que son tan contaminantes, entonces son una tremenda solución para no volver a utilizar estos últimos. De igual manera se fabrican platos desechables con la diferencia que no contaminan.
El ácido poliláctico PLA sirve para hacer bolsas exactamente iguales en su apariencia que las bolsas plásticas pero con la gran diferencia que no expiden olores ni sustancias tóxicas y son biodegradables en un tiempo de entre 90 a 150 días (90 en ríos y mares, 120 en tierra y 150 en rellenos sanitarios). Sirve además para hacer vasos, pitillos y tapas que se degradan en un periodo entre 90 a 180 días y sin contaminar. Es decir, adiós a los vasos desechables de plástico que duran cientos de años en degradarse y además sus moléculas nunca desaparecen.
También se está utilizando la pepa de aguacate del cual se obtiene una molécula conocida como avoplast y con la cual se están desarrollando productos que se pueden utilizar para todo tipo de alimentos en tanto que son muy resistentes, de alta durabilidad y muy flexibles como el plástico que conocemos, es decir que cumplen con la misma versatilidad. Entre los productos que actualmente se fabrican se pueden encontrar los cubiertos desechables cuchara, tenedor y cuchillo más resistentes que los utilizados a base de petróleo.
Otra variante que se está utilizando, es la mezcla de fibras de bambú y PLA. Los vasos de fibras de bambú son muy resistentes a las bebidas calientes, soportan hasta 80 grados centígrados, ya que se fabrican con estas fibras resistentes sin necesidad de talar árboles y con un recubrimiento en ácido poliláctico que hacen a estos productos 100% biodegradables y compostables, es decir que incluso sirven como abono, a diferencia de los vasos convencionales que son recubiertos con ceras provenientes del petróleo. Estos productos se biodegradan en un periodo entre 90 y 120 días.
También sirve para fabricar los famosos agitadores para bebidas calientes, fajillas de cartón para vasos etc.
Una muy posible pregunta que se estarán haciendo es cuánto valen estos desechables comparados con los convencionales, el incremento realmente no es muy significativo dado que los desechables son muy baratos y el precio se puede incrementar entre un 25% a un 40%. Eso significa un incremento muy pequeño frente al inmenso beneficio que genera al medio ambiente y a la salud de todas las especies del planeta. ¿Usted lector no estaría dispuesto a pagar $70 pesos en lugar de $50 por un vaso desechable que no contaminaría el planeta? ¿O pagar $20 pesos en lugar de $16 pesos por una bolsa que incluso sirve de abono?
Las opciones están dadas, ahora solo falta que usted señor lector se conciencie de que es lo mejor para usted, sus hijos, su familia y el planeta.
La opción es suya.
Alberto Delgado Cortés
Economista
MBA Magister en Administración de Empresas con especialidad en Sistemas de Gestión de Calidad - Chile.
Profesor investigador Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad del Tolima
Asesor académico pasantías nacionales e internacionales
Ponente a nivel internacional UNAM México – Universidade Veiga de Almeida Rio de Janeiro, Brasil.
*Las ideas plasmadas en este documento no comprometen a la Universidad del Tolima, solamente son responsabilidad del autor.