Leer y no morir en el intento
Aprender a leer rápido y obtener una adecuada comprensión de los contenidos no es una habilidad que se aprende de un día para el otro.
Sin embargo, existen diferentes técnicas y recomendaciones muy útiles para adquirir y desarrollar esta facilidad de procesar una información en poco tiempo.
Buena iluminación
Leer con poca luz, además de propiciar dolor de cabeza, hará que no se disfrutes de la lectura y que no se alcance la concentración. No está de más iluminar el libro con una pequeña lámpara de escritorio, en el caso de que se quiera leer en la cama.
Buena postura
Se recomienda mantener una postura equilibrada. De esta manera el cuerpo y la mente se disponen a recibir mejor el contenido que se lee.
Elimina la subvocalización
La subvocalización consiste en repetir mentalmente aquello que se va leyendo. Es un acto reflejo natural que hace todo el mundo al leer y que hace que sea lea más lento. Eliminar la subvocalización es algo difícil, pero no imposible, pues es un hábito que está muy arraigado al ser humano. Se necesita de mucha práctica para poder eliminarla.
Evitar las regresiones en el texto
Cuando se lee, a veces los ojos retornan para revisar palabras ya leídas. A menudo, son movimientos breves que no mejoran la comprensión del texto y que son fruto de las distracciones y la falta de concentración. Por lo tanto, se debe intentar estar concentrado.
Identificar los movimientos oculares
Los ojos se detienen en algunas palabras y se saltan otras, ya que solo leen en estado de reposo. Si se aprende a realizar menos movimientos oculares por cada línea leída, aumentará en gran medida la capacidad de lectura. Las investigaciones en esta materia revelan que hay límites para cuánto podemos visualizar a la vez: normalmente, se puede leer ocho letras hacia la derecha de la posición de tu ojo, pero solo cuatro hacia la izquierda. Esto es aproximadamente dos o tres palabras a la vez.