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“Lo que estamos viviendo es grave, pero lo que se viene es peor”: Minambiente

El abogado asegura que el país tiene un déficit del 60 % de lluvias y que este año lloverá con menor intensidad, por lo que no se alcanzarán a reabastecer las fuentes hídricas.
20 Ene 2016 - 8:13 COT por Ecos del Combeima

En medio de las grandes preocupaciones que existen en el mundo sobre los problemas medioambientales y los efectos del cambio climático, Colombia no ha sido la excepción. El país enfrenta momentos difíciles de sequía y aumentos de temperatura. El Espectador habló con el ministro de Ambiente, Gabriel Vallejo, sobre los efectos ambientales que podría tener la venta de Isagén, lo que está sucediendo en la represa de El Quimbo y las acciones a tomar con la falta de agua en distintos municipios del territorio nacional.

Frente a la venta de Isagén, hay quienes dicen que, más allá de haber vendido una hidroeléctrica, podríamos haber vendido una porción importante de agua. ¿Eso es así?

No. Uno de los temas importantes que tiene Isagén es un número de hectáreas bien cuidadas y no se puede asumir que la llegada de un privado va a ir en contra de los temas ambientales. Todo lo contrario, dentro de las responsabilidades que asume quien compra la empresa está preservar el ambiente. Nosotros no vemos ningún riesgo ambiental con la venta de Isagén.

Más allá de la convicción de que los inversionistas de Isagén van a manejar los recursos correctamente, ¿existe algún tipo de exigencia legal para la administración ambiental sobre esas zonas?

Hay unos compromisos y responsabilidades por parte del comprador y unos temas de zonas que no pueden estar afectadas. Si está reglamentado legalmente no lo tengo muy claro, pero sí me consta que el ministro Mauricio Cárdenas aclaró a los compradores que esa era una zona que se iba a preservar y cuidar.

¿Dentro de los requerimientos a los oferentes no intervino su cartera para plantear las exigencias ambientales que debía cumplir el comprador de Isagén?

Nosotros participamos en las reuniones que tuvimos con el ministro Cárdenas para revisar esas zonas importantes desde el punto de vista ambiental, le planteamos cuáles eran los temas que para nosotros eran fundamentales: el mantenimiento y preservación de las zonas forestales que tiene Isagén.

¿El agua destinada a la producción de energía solo puede usarse para la producción de ésta o puede tener otro uso?

Ese tema no lo tengo claro.

Se dijo que se vendía Isagén para hacer las vías de cuarta generación. ¿Cuándo se va a empezar a tramitar el otorgamiento de licencias para la construcción de esas vías?

Desde hace un año estamos en proceso de licenciamiento ambiental y antes de llegar yo al Ministerio ese tema ya venía caminando. Nosotros teníamos todos los lunes reuniones, no solo para lo de infraestructura, sino para el resto de temas.

¿Pero ya se están tramitando licencias ambientales?

No.

¿Ese trámite se da después de que se den las concesiones de esas vías?

Sí.

¿Cuánto tardan esas licencias ambientales?

Nosotros estamos haciendo los trámites con mucho rigor, pero también con toda la agilidad que se requiere. No hay un nivel de retraso en eso. Y en los próximos meses cuando se vengan a presentar los nuevos proyectos que se van a ir ejecutando, este entrará dentro del proceso.

El Quimbo

El presidente Santos dijo la semana pasada que no había mortandad de peces a raíz de la apertura de El Quimbo. Sin embargo, se vieron imágenes en que los pescadores están denunciando la pérdida de peces y su temor por la baja producción en Semana Santa. ¿Quién está diciendo la verdad?

Es posible que por la descarga de El Quimbo y el ingreso a Betania, que es donde están las 19.000 toneladas de tilapia, pueda haber algún tipo de mortandad. Pero a la fecha no llevamos más de 3 kilos de lo que se ha podido identificar de muertes de pequeños peces. Además, la semana pasada recibí un informe en el que se conoce que hay una mortandad de peces que es la tradicional, asociada a que la temperatura ha subido por el fenómeno de El Niño.

Sin embargo, los pescadores artesanales han venido reiterando que hay muerte de peces pasando Betania…

Los reportes muestran que los niveles de oxigenación están por encima de los niveles estipulados desde el punto de vista normativo. Entonces, la apertura de Betania no ha generado un nivel de mortandad como el que se estaba diciendo. Pueden existir de manera aislada unas muertes de peces a consecuencia de diferentes situaciones. Pero, en términos generales, la situación está controlada.

¿Qué tan cierto es que el agua que estaba saliendo de El Quimbo estaba “podrida” y por lo mismo estaba contaminando al resto?

Nosotros tenemos cuatro zonas de verificación desde la descarga de El Quimbo hasta el ingreso de Betania y dentro de Betania. Todas las mediciones que llevamos en esta semana dan por encima del promedio normal que se tenía. Ahora bien, cuando las aguas se sacan de El Quimbo, como es agua que lleva mucho tiempo (26 días) guardada, puede que la calidad no sea como uno quisiera.

Ustedes han dicho que el agua tiene buenos niveles de oxigenación. ¿En dónde?

Cuando ingresa al río Páez, que cae 400 metros más abajo, los niveles de oxigenación y la calidad del agua mejoran de manera significativa.

¿Cuánto tiempo se calcula para que esté limpio todo el caudal?

Esto tiene varios temas: la represa está casi a un 55 % de su generación, una sola turbina está encendida y lo que estamos haciendo es descargas lentamente para evitar precisamente una mortandad masiva de peces en Betania. Todo depende de cómo evolucione esto y de cómo se mantengan los niveles de oxígeno.

Ambientalistas, como Manuel Rodríguez Becerra, dicen que uno de los problemas de El Quimbo es que se cambiaron las exigencias ambientales. ¿Por qué se tomó esa decisión?

Esta represa inició en el 2009, se otorgó la licencia y uno de los temas más complejos ahora es que del 2009 a hoy han pasado 2 alcaldes, 2 gobernadores y dentro de las mesas que tenemos de trabajo, las interpretaciones de las licencias ambientales han cambiado. Hoy tenemos más que cambios de las licencias, modificaciones de las licencias. Las modificaciones obedecen a criterios técnicos, a necesidades y requerimientos. Las modificaciones de las licencias suceden en la mayoría de los proyectos de esta envergadura y hoy hay dos grandes debates: el retiro de la biomasa y las compensaciones ambientales del territorio, fuera de muchos temas.

Escasez de agua

En cuanto al agua, ¿se sigue descartando un racionamiento?

Sí. El razonamiento de energía, como lo ha dicho el ministro Tomás González, no está en el panorama a la fecha de hoy.

Pero si hablamos de racionamiento de agua, hay regiones que ya lo están viviendo, 100 municipios específicamente…

Lo que estamos viviendo es grave, es delicado, pero lo que vamos a vivir más adelante lo es mucho más. Bogotá ha estado en 27 grados centígrados, Tunja estuvo en 24. La sequía preocupa significativamente, pero hemos trabajado y así disminuimos el racionamiento de agua en muchos municipios que eran vulnerables, logramos mitigar ese riesgo.

Aquellos municipios que siguen sin tener agua, ¿se les va a suministrar?

Todos los municipios tienen el acompañamiento de la Unidad de Gestión y Riesgos y del Ministerio de Vivienda. Cuando un municipio se queda sin agua a raíz de la situación que estamos viviendo, el alcalde, para que le podamos ayudar, tiene que declarar la emergencia en su municipio. Lamentablemente hay alcaldes o gobernadores que por distintas razones no la declaran. Mientras no se haga esa declaratoria, nosotros no les podemos transferir ni recursos ni llevarles los carro tanques que nos soliciten.

¿Sí han funcionado las campañas publicitarias para ahorrar agua?

Contrario a lo que usted piensa tenemos unos muy buenos resultados en términos de desperdicio. Nosotros desperdiciamos en el país 7’600.000 mts3 de agua y ahora el desperdicio está en 160.000 mts3 de agua. Y eso también se mide con lo que uno ve en las ciudades y en la gente. No hay un sitio donde la gente no esté hablando de ese tema.

¿Qué tanto pesa en el ahorro del agua concientizar a la ciudadanía? Porque el gran gasto proviene de la minería y otras actividades.

La actividad que más agua consume en el país es la actividad agrícola y pesquera, más del 50% de la fuente hídrica se utiliza allí y ahí hemos hecho dos cosas fundamentales: Campaña a nivel nacional de distritos de riego, en el tema de ahorro de agua, etc. Y en segundo lugar, el resto de la industria está presentando un apoyo bastante fuerte.

¿Estas campañas las seguirán manejando a largo plazo a pesar de que no estemos en el Fenómeno de El Niño y que no haya sequía?

Sí, esta es una estrategia que la iniciamos el año pasado y también está el tema pedagógico. Una de las grandes críticas que nos han hecho es que se piensa a corto plazo en proyectos coyunturales como las campañas.

¿Cuándo va a volver a llover?

Tendremos lluvias corticas el próximo mes, pero lluvias que no nos van a servir mucho. Y lluvias habrá en abril y mayo como en todos los años, con un problema: ¿cuál es la intensidad de la lluvia? Y uno en esto no mira cuánto llovió, sino ¿cuánto llovió para atrás? Y hoy tenemos un déficit del 60 % de lluvias históricas del año anterior. Entonces va a llover con menor intensidad y esa intensidad no nos va a dar para reabastecer las fuentes hídricas.

Las zonas en donde actualmente no está lloviendo, ¿van a seguir siendo las mismas?

Exactamente, es decir, toda la Costa, La Guajira y gran parte de la región Andina. En esta última tenemos situaciones críticas con Cundinamarca y Boyacá, donde tenemos no solo calor de día, sino heladas en la madrugada. También el calor seguirá presente en el Valle del Cauca, Antioquia, Nariño, Cauca y Tolima, que es el departamento que está recibiendo el mayor impacto en términos de temperatura, ha subido hasta 4 grados Celsius.

Y con este panorama, ¿qué están haciendo concretamente para enfrentarlo?

El Gobierno está invirtiendo $370.000 millones para cuatro aspectos: ordenación de cuencas hidrográficas, $60.000 millones para la limitación de los páramos, casi $60.000 millones en el Ideam (en la actualización de equipos metodológicos) y $70.000 millones en reforestación de zonas que han sido degradadas históricamente.

Tomado de El Espectador (ver nota original)