Tolimenses en la Independencia
Los nombres de los grandes parecen opacar los suyos pero cumplieron un papel que debe resaltarse. Si de figuras se trata, empezamos por el mismo Eugenio Martín Melendro, uno de los firmantes del Acta de Independencia y de cuya estirpe salieron empresarios, gobernantes y directores culturales como Amina Melendro. También para ese 20 de julio de 1810, don Luis Caicedo y Flórez tomó parte activa en los acontecimientos, porque no sólo fue uno de los firmantes del Acta de Independencia, sino que entró a formar parte del nuevo gobierno revolucionario como miembro de la Comisión de Gracia, Justicia y Gobierno y siguió trabajando por la causa hasta el 13 de febrero de 1813, cuando lo sorprendió la muerte en Purificación, en la misma casa donde había nacido.
Debemos mencionar al legendario general chaparraluno José María Melo, partícipe de casi todas las batallas decisivas en la Independencia. Terminada la Guerra él continuó al servicio de las armas de la República. Fue ganando sus grados por riguroso ascenso, hasta alcanzar el rango de General. Participó en política, fue desterrado varias veces, por siete meses y medio ocupó la Jefatura del Estado y fue a morir ejecutado en México el primero de junio de 1860, cuando combatía a órdenes del "Benemérito" Benito Juárez.
Igualmente encontramos al prócer José León Armero fusilado en Honda y que se atrevió a formar la República Independiente de Mariquita elaborando su propia Constitución. Aquí entre Ambalema, Honda e Ibagué, los cabildos fueron encabezados por el abogado Egidio Ponce y Antonio Viana, recordándose al primero en su tierra natal porque en la antigua capital del tabaco existe una institución educativa con su nombre. De los primeros en alistarse en las tropas que ya empezaban a recibir el calificativo de "Patriotas", entre otros muchos, se enrolaron los jóvenes Juan José Bocanegra, oriundo de Espinal; Tomás Chinchilla, de Chaparral; Fulgencio Barrios, de Mariquita; estos últimos prematuramente desaparecidos, combatiendo por la causa de la Libertad.
Y también había llegado el momento histórico de don Pedro Nicolás María de Buenaventura. Se desempeñó como alcalde de Ibagué en 1807, tomó parte activa en los hechos del 20 de julio de 1810 en Santafé y pronto contrajo matrimonio en Chaparral con doña Inés Galindo y Liche. De esta unión nació su único hijo varón de nombre Rafael, quien años después llegara a ser Gobernador de la provincia de Mariquita. Para la época de la reconquista española, llamada la del Terror que encabezaba Pablo Morillo, el teniente coronel Nicolás María de Buenaventura habría de capitular en Chaparral y ser juzgado como prisionero de guerra. La diferencia estuvo en Ibagué porque mientras en otras regiones tolimenses empezaban a gestarse movimientos de resistencia contra las tropas "pacificadoras"; en Ibagué, en cambio, se las recibía con vítores y aclamaciones.
Ya desde 1813, el subteniente Agapito Murcia, natural de Coyaima, caía combatiendo a órdenes de Bolívar en Venezuela en la batalla de Trincheras. Igualmente el sargento mayor José Amézquita, oriundo de Honda, quedó sobre el campo en Araure, en diciembre del mismo año y en marzo de 1814, el sargento mayor Pantaleón Sanabria, del Guamo, caía en San Mateo. El capitán coyaimuno Ramón Donado, rindió su vida en el campo de Juanambú, formando parte de las tropas del general Nariño en abril de 1814, y al mes siguiente en la batalla de Tacines, el coronel Segundo Viana, natural de Mariquita, otro paisano suyo, el capitán Rudesindo Quesada, en los ejidos de Pasto, donde fue dispersado el ejército de Nariño, y el sargento Francisco Mesa de Santa Rosa (hoy Suárez), en el Pantano de Vargas. Se dio el curioso caso del capitán ibaguereño Eugenio Ortiz, quien, a pesar de ser un hombre del interior, murió peleando en la batalla naval del lago de Maracaibo, a órdenes del almirante José Prudencio Padilla, el 24 de junio de 1824.
Se destacan con perfiles muy nítidos Ramón Espina, de Honda quien estuvo a las ordenes del mismo Bolívar en las acciones de Perú y Ayacucho, el general Juan Segundo Juan Arciniegas de Guamo, quien desde antes de la batalla de Boyacá se alistó en las tropas patrióticas, sumándose las figura procera del coronel José María Vesga y Santofimio, combatiente a órdenes del Gran Mariscal Antonio José de Sucre en la campaña por la liberación del Perú y por eso participó en las batallas de Junín y Ayacucho, alcanzando todos los honores y distinciones otorgados a los héroes que participaron en aquella gesta. En 1841,encontrándose como Gobernador de la Provincia de Mariquita, decidió sumarse a la rebelión encabezada por el general José María Obando, pero prisionero del enemigo en compañía de su primo Tadeo Galindo, fue pasado por las armas en la fecha mencionada.
Desde luego que como lo afirma Darío Ortiz Vidales en su libro sobre la Independencia publicado por Pijao Editores, hubo otros más, pero por limitaciones de espacio, estos van, a manera de ejemplo. Dice el autor que como puede verse en el somero resumen anterior, los tolimenses supieron cumplir a cabalidad su deber con la Independencia, así como sus ancestros Pijao prefirieron morir antes que rendirse, sus descendientes siguieron su ejemplo para evitar el regreso del imperialismo europeo.