Los posibles coletazos políticos del apoyo de la administración Aranda a Carolina Hurtado
La política en el departamento vive momentos de alta tensión tras las recientes jugadas del exalcalde Andrés Fabián Hurtado y su influencia en la administración de Johana Aranda, que han reconfigurado alianzas y desatado controversias que amenazan con alterar profundamente el panorama electoral del departamento.
La politización de la administración municipal y la candidatura de Carolina Hurtado a la Cámara de Representantes han puesto en evidencia las rupturas entre los actores políticos que en algún momento conformaron un frente unido.
Para Jorge Palacios, analista del ‘Ping Pong Político’, la reciente apuesta del exmandatario de los ibaguereños al promover la candidatura de su hermana ha generado un ruido ensordecedor en los círculos políticos locales. Ese movimiento, claramente calculado, busca consolidar un respaldo sólido para su aspiración a la Gobernación del Tolima, pero parece que el tablero se está llenando de piezas impredecibles que podrían complicar su objetivo.
Si bien Carolina Hurtado no es una figura improvisada y su trayectoria administrativa, tanto en el ámbito departamental como municipal le otorga un perfil técnico y político robusto, al candidatizarse con el respaldo evidente del Gobierno Local, ha sembrado tensiones. La primera señal de fisuras, según Palacios, se evidencia en las respuestas de actores políticos clave como algunos de los concejales de la ciudad, quienes hasta hace poco respaldaban incondicionalmente a José Elver Hernández ‘Choco’.
“Acá mismo en el Ping Pong Político hemos sido testigo de la transformación de concepto de aliados de otros actores políticos quienes manifestaron, por ejemplo, solamente citar el caso del concejal Arturo Castillo, el concejal Víctor Ortiz y el concejal Beltrán, quienes hace unos días cuando les preguntamos sobre si el candidato fuese Choco, ellos lo apoyarían y ellos al unísono dijeron: “Por supuesto, es nuestro líder, nuestro mentor, vamos a apoyarlo en las próximas elecciones parlamentarias”, pero no fue solamente, sino que se derivara la candidatura de la doctora Hurtado y les preguntamos la semana pasada y el silencio fue sepulcral, la reflexión de ellos, particularmente Castillo fue: “no, pues tendremos que preguntarle al equipo, no sabemos, son decisiones que se toman en conjunto” y pues obviamente, esos bandazos se entienden en el mundo político como que ya de la lealtad, del apego que existían con sus jefes políticos anteriores, ya obviamente Andrés Fabián Hurtado se les metió literalmente al rancho”, sentenció Palacios.
Asimismo, se presume que la apuesta del exalcalde de Ibagué no solo tensiona su relación con los aliados locales. A nivel departamental, las repercusiones también se hacen sentir, especialmente con figuras del uribismo.
“Eso no solamente pasa por el lado del popular Choco, pasa también con otros escenarios en los cuales va a tener afectaciones directas, el caso del Centro Democrático, particularmente con el doctor Carlos Edward Osorio, va a tener afectaciones que no se alcanzan a medir, porque obviamente la posición central, vertical de la administración de tener una candidatura monolítica como va a ser la de la doctora Hurtado Barrera en torno a toda la administración, pues obviamente va a tener esos efectos colaterales y lo que en algún momento pudieron ser aliados para el doctor Hurtado, para su proyecto a la Gobernación del Tolima puede generar rivalidades a futuro”, comentó el analista político.
El riesgo de esta estrategia radica en que, al concentrar el apoyo burocrático y clientelar en una sola figura, Hurtado podría estar minando su propio proyecto político. Las rivalidades emergentes no solo limitan su capacidad de maniobra, sino que también generan un ambiente de desconfianza que podría ser letal para su aspiración al primer cargo del departamento, teniendo en cuenta que la política, en su esencia, es el arte de negociar, sumar y construir consensos. El ingeniero Andrés Hurtado parece haber optado por una vía arriesgada, confiando en que su jugada a tres bandas termine en una carambola perfecta. Sin embargo, el ruido creciente y las señales de descontento entre sus antiguos aliados sugieren que su movimiento podría volverse en su contra.
La pregunta que surge ante esta situación es: ¿hasta cuándo podrán soportar esta presión actores políticos como Carlos Edward Osorio, José Elver Hernández, Felipe Ferro y Juan Guillermo Beltrán?
Se puede concluir que Carlos Edward Osorio, con su capital político aún vigente, estaría considerando seriamente redirigir su influencia hacia sectores opuestos, como el del hoy senador Óscar Barreto. De hecho, este movimiento ya no parece una amenaza latente, sino una decisión casi inevitable, especialmente si se consolidan las grietas dentro del Centro Democrático en el Tolima.
Un dato que no pasa desapercibido es el peso electoral que representa el CD en Ibagué. Con un estimado de 25 mil votos, este partido podría inclinar la balanza en las elecciones a la gobernación. Si líderes clave deciden que sus intereses están mejor representados bajo el ala de barretismo, el golpe para Hurtado sería devastador.
Por su parte, José Elver Hernández y Gonzalo García, figuras con peso en el Partido Conservador, también estarían midiendo sus pasos. A pesar de mantener, al menos de manera superficial, su apoyo a Andrés Hurtado, la lealtad parece pender de un hilo. Su paciencia podría agotarse si él insiste en gestionar su coalición de manera unilateral, priorizando sus intereses inmediatos sobre los acuerdos estratégicos.
El estilo rudo de Hurtado, que en otras circunstancias podría haber sido interpretado como firmeza, ahora se lee como falta de tacto político. Su manejo de aliados tradicionales como Felipe Ferro o Juan Guillermo Beltrán destapa una desconexión con las dinámicas de poder locales. Ferro Lozano, quien igualó casi en votos a Harold Urrea en la Asamblea del Tolima, también es un actor clave de cara a las próximas elecciones, máxime cuando él plantea su nombre a una posible Cámara y es el representante oficial con Holman Guevara de Paloma Valencia en el Tolima, siendo ni más ni menos que la mano derecha de Álvaro Uribe Vélez, junto con Juan Guillermo, podrían convertirse en un factor decisivo a nivel departamental si deciden alinearse con los opositores de Hurtado.
Sin lugar a dudas, hoy, el gran desafío para Andrés Fabián Hurtado será recomponer estas relaciones antes de que las tensiones se conviertan en fracturas irreparables. Las cuotas burocráticas podrían mantener a algunos aliados en línea hasta mediados del próximo año, pero ese margen de maniobra no es infinito. Si él no replantea su estrategia, la fuga de votos hacia el barretismo o hacia cualquier otro que represente una alternativa viable será inevitable y solo el tiempo dirá si Hurtado y su equipo logran corregir el rumbo, pero lo que está claro es que las jugadas actuales no están generando consenso, sino más bien dudas e inconformismo que podría traducirse en un duro golpe electoral.