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12 deseos para el 2025

Pero además son solamente 12 las uvas y también los deseos y no menos, para que se hagan realidad y nunca llegue la malignidad.
Imagen
Álvaro Montoya
Crédito
Ecos del Combeima
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29 Dic 2024 - 1:19 COT por Álvaro Montoya

Las 12 uvas con el ritual que se acostumbra para recibir el año nuevo en muchas familias colombianas, simbolizan buenos augurios y mucha prosperidad con manifestaciones de sanos deseos para nosotros y los demás. Pero además son solamente 12 las uvas y también los deseos y no menos, para que se hagan realidad y nunca llegue la malignidad.

Cómo no disfrutar la primera de ellas, deseando buena salud para todos nuestros paisanos que la necesitan, pidiendo se avance pronto en su reforma estructural, ajustando lo malo y manteniendo lo bueno.

Una segunda uva por la paz interior y la armonía en nuestros hogares, la conciliación total de los colombianos y el fin de todas las guerras.

Cómo no la tercera por la prosperidad de nuestros hogares, para que nunca falte el alimento, se mantenga el buen empleo y se generen muchos más, para que llegue y se proteja la gran inversión, se cuide el empresariado y se apoye la pequeña empresa.

La cuarta por nuestros amigos y los amigos de nuestros amigos, para que sigan creyendo en esta tierra y en su gente, hablando bien y reinvirtiendo en ella.

Una quinta por nuestros ríos y quebradas, especialmente por nuestro Río Combeima que aun estando de muerte lenta suple de agua potable la ciudad de Ibagué.

La uva número 6 estaría perfecta comerla pidiendo por quienes la producen, por el campo y los campesinos, que tienen en sus manos la soberanía alimentaria de este país y parte de la seguridad alimentaria del planeta, pidiendo se acelere para ellos la implementación de la reforma agraria, sus efectos y promesas consignadas en ella.

La siguiente para disipar el sabor amargo de la inseguridad territorial e ilusionarnos nuevamente con el retorno del control gubernamental en las regiones imponiendo el orden democrático para avanzar con quienes quieran la paz y someter a quienes la perturban.

La infaltable uva número ocho que significa abundancia, para que no les falte éxito a las mandatarias del Tolima y su capital, y por supuesto al señor presidente de los colombianos en su último año corrido, en el entendido que, si les va bien a ellos, nos va bien a todos.

La novena de ellas que representa la culminación, para que con en esa uva finalice el idealismo y se de paso al realismo, donde entendamos para que somos buenos y con ello y algo más, superemos tanta pobreza y desigualdad.

Con la uva número diez, pediremos ahora sí con mucha devoción, renazca la esperanza en esta nación y surja un nuevo liderazgo que logre sinergizar voluntades y conocimientos, que construya sobre lo construido, que controle la corrupción, promueva el empresarismo, imponga la libertad con orden y goce del poder suficiente para transformar y mejorar este hermoso país.

La once es por mi Tolima e Ibagué, por su gente y todo aquello que los beneficie, como también por los grandes desafíos que siguen siendo los mismos pues nadie les quita su posición geográfica estratégica y cercanía al Distrito Capital, que justifica casi todo; y por supuesto para que el Tolima se convierta en un verdadero centro de inversión e Ibagué en un destino por excelencia.

Y la número doce, como los meses del año o los doce apóstoles, para que el Dios de todos nos proteja y nos permita ver como progresa este país y nuestra gente, para que lleguen mejores tiempos, para ver como se ejecutan los planes de desarrollo y se cumple lo prometido.

Con fe plena y con un feliz año, pediremos entonces para este 2025 se cumpla todo y cada uno de estos buenos deseos.