El gobierno Petro de mal en peor
La gran expectativa que causó que Gustavo Petro ganara la presidencia de la República en un país históricamente de derecha, se esfumó con el pasar del tiempo. Lo que pareció empezar bien con una selección de académicos destacados como ministros, como fue el caso de José Antonio Ocampo y Alejandro Gaviria, terminó convertido en un grupo de aquellos políticos tradicionales a los que Petro tanto criticó como Alfonso Prada, Roy Barreras y Armando Benedetti, y de gente sin experiencia y de cuestionadas trayectorias profesionales, dentro de las que han figurado ex actores porno, chicas webcam e influenciadores que apoyaron las llamadas bodegas en campaña.
Los escándalos en lo corrido del gobierno han salpicado instituciones, directores, ministros, contratistas, y lo que es peor, a la misma familia del presidente Petro, como es el caso de su hijo mayor Nicolas Petro Burgos, y recientemente de su hijo adoptivo Nicolas Alcocer Petro, a quien paradójicamente el presidente sí educó, pues es el hijo de su segunda esposa y con quien convivió desde muy niño.
La salida del ex ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla a diferencia de lo que piensa Petro y sus alfiles no tiene nada que ver con ningún golpe blando o golpe de estado como recurrentemente lo hacen ver desde el gobierno, y es solo una consecuencia de tener la transparencia como discurso retórico y no como una política real y efectiva, pues de ser así, su mano derecha Laura Sarabia luego del escándalo que vivió y que involucró hasta un detector de mentiras a la fuerza a una humilde empleada doméstica, no hubiera sido premiada con un cargo como el que hoy ostenta.
El país esperaba tanto de un presidente alternativo como Petro, que, a hoy a dos años de terminar su mandato, estoy convencido que los colombianos nuevamente volverán a elegir a un presidente de derecha, que defienda el capital por encima de lo social, y que le de mayor fuerza al tema de seguridad, pues pensaron que con Petro todo cambiaría, y lo que ha cambiado ha sido poco y en detrimento del colombiano promedio.
Para nadie es un secreto que la llamada política de paz total ha fracasado rotundamente, y la seguridad en el país se ha visto mermada con la reaparición de grupos armados al margen de la ley que en gobiernos anteriores habían estado arrinconados. El tema de los gestores de paz con Mancuso y otro tipo de personajes que cometieron miles de crímenes sigue siendo una burla a las víctimas, como lo es que el presidente Petro saque la bandera del M19 en cada acto público y de gobierno. Como quien dice, ni siquiera en lo social el presidente ha cumplido.
Hoy resulta indefendible lo que queda del gobierno, así como resulta difícil de pensar, que algún cercano a Petro pueda sucederlo en la Casa de Nariño. Bien lo dijo recientemente Gustavo Bolívar: “no hay con quien”, y lo que necesariamente deben hacer desde el progresismo, es cuidar lo poco que queda en materia de ejecución, y no dejar sucumbir al país nuevamente en una ola de violencia y sangre, al menos hasta que llegue alguien a poner en orden la casa en el 2026.