Paros, tomas y bloqueos
Un colombiano antes de nacer le debe al estado algo más de $10 millones solo por déficit en el PIB nacional, pero una vez nacido debe heredar una deuda ancestral con los pueblos indígenas de por si incalculable e impagable, y en cambio ya mayorcito, también debe programarse para entregar la tercera parte de todos sus ingresos al fisco nacional, y si algo le queda, pues que ayude a pagar el déficit en los fondos de estabilización, y por supuesto la ineficiencia estatal como la corrupción.
El cubrimiento del ´hueco¨ fiscal en los fondos de estabilización del combustible, la tal deuda ancestral con los indígenas y la estrategia de paz total con los grupos al margen de la ley, ha tenido al país en jaque, pues con ello, se ha enrarecido aún más su panorama económico y tenido que aplazar estrategias y acciones encaminadas evitar la desaceleración económica y la inevitable incertidumbre política, al no saber exactamente que pasará la próxima semana o siguiente mes, pues fácilmente podría ser otro paro, otro bloqueo o toma como lo pretende el Clan del Golfo con la capital del Chocó según el propio consejero Otty Patiño.
Frente al tema del transporte de carga por carretera que es fundamental para cualquier economía en el mundo y más aún para Colombia cuya dependencia es casi absoluta, y que fácilmente podría paralizar al país cuantas veces quiera; y aunque no estaría bien estigmatizar el derecho a la protesta pues razones son las que tiene ese sector cuando sus costos directos e indirectos versus la distancia a recorrer, no compensa siquiera el valor del flete que se les paga. Pero es que además, esa dependencia es fruto de la legendaria desidia estatal frente a otros medios de transporte como el ferroviario que sin duda es más económico o el fluvial que lo es mucho más, o quizá también, frente al lánguido y costoso transporte aéreo. Situación compleja, que deja toda una nación expuesta para que sean las vías de hecho la formula para reclamar y negociar.
El mismo DNP reconoce que el país pierde cerca del 2% del PIB por su bajo desempeño logístico e ineficiencia vial, y eso que aún nos queda mucho por ver en este aspecto gracias a la tal deuda ancestral que al parecer es inconmensurable e impagable, y que por ser asunto de estado y un sentimiento nacional obliga a promover, conservar y garantizar todos los derechos indígenas. Pero igualmente dónde están sus obligaciones como la tenemos el resto de colombianos, como la tienen las negritudes por ejemplo, o los campesinos que también urgen de tierras y ayudas para trabajarla, población sin condiciones mínimas de salud educación y vivienda digna para ellos y sus familias, como tampoco la tienen otras comunidades nacidas en el territorio nacional e igualmente excluidas por generaciones, y por ese mismo estado garante de libertades, dignidad y no discriminación.
Aunque Colombia es uno de los países más diversos y representativos en cuanto a población originaria con más de 115 pueblos que perviven en nuestro país y que además hacen parte de su patrimonio cultural e inmaterial, donde los colombianos todos, o casi todos, los admiramos por lo que son y representan; no es justo que ellos como nativos arrebaten el derecho de otros colombianos sometiendo al país como ya lo han hecho, y lo hicieron los camioneros, de manera sistemática bloqueando vías y evitando la presencia estatal a través de sus fuerzas armadas y programas gubernamentales, y tan solo exigiendo el cumplimiento de compromisos y presupuestos con ellos y para ellos, sin dar razón y actuando muchas veces sin Dios ni ley.
Hoy algunas de esas comunidades indígenas, no todas, tienen sitiadas regiones enteras y hacen de ellas, verdaderas calderas que ponen al país en situaciones adversas y muy difíciles, y también otras, que han querido trasladarse a Bogotá para confrontar al gobierno central y retar al presidente de la república a resolver sus peticiones por encima de cualquier otra necesidad o urgencia que se tenga como país.
Y ya finamente una paz total que viene haciendo metástasis en algunas regiones y con casi todos los grupos armados, que les ha permitido a ellos, no solo organizar paros armados sino también reagruparse y fortalecerse para tomar mayor control y mayor protagonismo como condición en su proceso de exigencia y no sometimiento a la ley.
Ojalá no infartemos como nación, con tantos inconvenientes, paros y bloqueos en las arterias viales del territorio nacional.