Habla el responsable de la transformación agrícola en Perú "El campo tolimense es una ‘mina’ desaprovechada"
Habló de temas polémicos como eliminar los aranceles altos, del futuro del arroz, de los nuevos productos de exportación y hasta de minería. Sobre este último tema dijo algo que para algunos podría parecer impensable en boca de un ministro del sector agrícola: La minería y la agricultura son compatibles.
¿Cómo logró usted liderar el sector agrícola del Perú, hasta llevarlo a los más altos niveles de crecimiento de América?
JCh: La clave estuvo en que se nos alinearon las estrellas como está ocurriendo hoy en Colombia. Entendimos que un mercado interno de 30 millones de estómagos no nos iba a sacar de la pobreza y miramos hacia afuera donde encontramos 1.500 millones de clientes en los 5 continentes. Entonces, cambiamos el modelo y vimos que debíamos seguir protegiendo la agricultura familiar, la agricultura interna, mejorando laasociatividad, la comercialización, pero que de manera paralela teníamos que desarrollar una agricultura de exportación.
¿Pero, cuándo se alinearon las estrellas?
JCh: Fue cuando se unieron sector privado y Estado. Los productores del campo creyeron en nuestra idea y la apoyaron. Había un sector privado ávido de cambio, de progreso, de ensayar algo nuevo. Llevábamos 50 años escuchando lo mismo que ustedes aquí en Colombia, que tenemos todas las ventajas comparativas, puertos, dos mares, tierra, infraestructura, pero seguíamos viendo el campo como una chacra. Entonces, firmamos tratados juntos, nos integramos a los bloques económicos como Mercosur, Alianza del Pacífico, firmamos TLC importantes y dimos facilidades para invertir.
Usted puso en marcha una política que genera muchos temores, como es la eliminación de subsidios…
JCh: Pero demostramos de manera contundente, con hechos y cifras que es el camino correcto. En Perú pasamos de subsidiar el producto a promover la inversión entre los agricultores con devolución anticipada del IVA, con capacitación, préstamos, para que invirtieran y salieran a conquistar el mundo. El problema en Colombia es que ustedes creen que protegen a algunos sectores con grandes aranceles pero los están privando de la oportunidad de reinventarse. Mire usted, voy a mostrar varios ejemplos. Perú exportaba 10 millones de cajas de frutas en el año 2000 y teníamos que importar las cajas en las que enviábamos la fruta. Hoy exportamos 300 millones de cajas de fruta y las cajas son fabricadas por una industria de cartón nacional que no teníamos; pasamos de exportar 50 millones de bolsas con uvas a 1.500 millones; hoy fabricamos hasta los contenedores en los que enviamos nuestros productos agrícolas. El problema es que en Colombia muchos productos tienen aranceles altísimos. Por ejemplo, los colombianos pagan el arroz más caro de la región.
¿Cómo es eso?
JCh: El milagro en Perú fue precisamente que cuando bajamos los aranceles, sacamos a los empresarios agrícolas de su zona de confort y tuvimos que poner a funcionar la cabeza, a hacer investigaciones de mercado, aprender sobre encadenamientos, los empresarios empezaron a trabajar con otra visión. Y le digo, un arancel del 80% es la cosa más tibia, más cómoda, nadie se va a querer mover de ahí, pero no se imaginan lo que están dejando de ganar. No estoy diciendo que haya que bajar el arancel del arroz a cero. Sólo quiero significar que mientras haya estas zonas de confort no habrá ningún estímulo que nos permita caminar en la dirección de la productividad, buscando productos nuevos y con posibilidades en el resto del mundo.
En mi país el arancel efectivo promedio es de 1.2%. Le voy a dar otras cifras: hoy, la agricultura industrializada en Perú crece a tasas de dos dígitos. En el 2000 no exportábamos aguacate, este año hemos exportado 180 mil toneladas, más de 3 millones de dólares. Las uvas pasaron de generar 20 millones de dólares a 700 millones. Tenemos productos nuevos como el arándaloy en el primer año ya logramos vender 70 millones de dólares y eso por mencionar sólo algunos porque estamos exportando lo que el mundo nos demanda.
¿Qué oportunidad tiene el Tolima?
JCh: Toda. El éxito atrae al éxito. Con un solo empresario que diga no estoy contento con producir siete toneladas de arroz por hectárea, voy a producir 12 y que luego de la cosecha se arriesgue con otro producto como leguminosas, seguro lo van a seguir otros cultivadores. Hay que desarrollar una industria conexa a la exportación que es industria nacional. Nosotros empezamos trayendo productos de Chile, de Argentina, pero poco a poco la industria nacional comenzó a traer la maquinaria y a modernizarse. Ahora bien, debe haber un trabajo conjunto productores y gobierno.
Usted dijo que la agricultura y la minería son compatibles. Hay algunos sectores en Colombia que no están de acuerdo.
JCh:El primer gremio que se fundó en el Perú en 1869 se llamó ‘Sociedad Nacional de Minería y Agricultura’. Y para aclararle mi frase, claro que son compatibles y además son complementarios y sinérgicos.Gran parte del desarrollo del Perú en los últimos 20 años se lo debemos a la minería. Eso explica su primera pregunta sobre el milagro económico en mi país. En Colombia hay mucha pobreza todavía. El Estado necesita recursos para cumplir su rol subsidiario y compensador. Por un lado estoy diciendo que a la agricultura hay que bajarle los impuestos porque afortunadamente emplea mucha mano de obra y necesita competir, pero de dónde saca el Estado dinero para cumplir ese rol con esas poblaciones vulnerables, pues sale de la minería.
Pero hay un movimiento creciente de ‘ambientalismo’ que ataca muy fuerte al sector minero…
JCh: En esto hay que ser muy claro. No se dejen engañar por un grupo ideologizado de personas que nos dicen que porque se hace una mina de oro acá se va a acabar el agua. Eso es mentira. Hoy día la minería no es la contaminadora de los años 40. Hoy existen estándares altísimos de minería. Tenemos ejemplos de excelente minería en muchas partes del mundo. Lo que nos debe preocupar es la extracción ilegal de minerales. Sobre esa es que debemos levantar la voz, esa que utiliza sin ningún control mercurio, arsénico, que usa a niños, ancianos y mujeres sin las mínimas medidas de protección. A ustedes les debe quedar claro en Colombia que no hay consistencia en el discurso cuando está ideologizado porque se ataca a quien no es el enemigo y se termina engañando y confundiendo a la gente. No hay que hacer demagogia con un sector que puede aportarle mucho al progreso de su país.
Ahora bien, a la nueva minería hay que exigirle los más altos estándares ambientales. La minería además se encadena con la industria agrícola, consume mucho producto de metalmecánica, y ocupa muy poco espacio. Hoy en día la minería con su plata construye carreteras y esas vías las usamos los agricultores para poder transportar nuestros productos.
Ojalá los colombianos entiendan la importancia de este sector. Que no se dejen desinformar por quienes no quieren el progreso sobre la base, falsa, de que va a destruir el medio ambiente. Hoy un proyecto minero en Tolima o en otra región de Colombia no va a contaminar porque hay tecnología nueva. Hay decenas de buenos ejemplos en el mundo y hoy los países que explotan sus recursos minerales tienen los mejores estándares de calidad de vida.
Le insisto en el tema del consumo de agua
JCh: Y yo le insisto en que esa es una gran mentira que se inventaron algunos grupos que no quieren atender más que a su fundamentalismo mental. Y eso grupos existen en todo el mundo, pero no le aportan ni al desarrollo ni al medio ambiente. Dígame cuándo ha escuchado a estos grupos condenar a los grupos ilegales que practican la explotación de minerales con enormes daños ambientales. Y ese silencio los convierte en cómplices. Pero volviendo sobre el agua, le pongo un ejemplo de los muchos que hay en el mundo. Chile es un país minero por tradición y no tiene el potencial de agua de otros países, pero desarrolla proyectos de gran minería. Cómo se entiende entonces que allá se puedan desarrollar proyectos de minería a gran escala con tan poca agua. Porque la minería moderna ya solucionó ese problema. Nosotros entendimos eso, no nos dejamos engañar por el falso dilema del agua o la minería y mas bien terminamos usándola como instrumento para mejorar las condiciones de vida de nuestros campesinos.